Las pymes son una parte fundamental del tejido empresarial. Más del 90% de las empresas españolas son pymes, las cuales generan entre el 60% y 70% del empleo y alrededor del 50% del PIB. Por lo tanto, el crecimiento y desarrollo de estas va directamente correlacionado con el crecimiento económico y el bienestar social.
Son muchos los criterios que definen a las distintas clases de empresas por tamaño, como el volumen de facturación o capital social. En este estudio se ha atendido únicamente al número de asalariados asociados a una empresa; siendo las micropymes aquellas que tienen entre 1 y 9 asalariados, pequeñas entre 10 y 49, medianas entre 50 y 249 y, finalmente, las grandes que tienen 250 asalariados o más.
Conociendo el peso e importancia de las pymes sobre el tejido empresarial español, es esencial entender por qué estas empresas se encuentran en una situación precaria y en
desventaja frente a las grandes. Desde Borrox, se ha realizado un estudio sobre la evolución de la productividad por asalariado entre el 2015 y 2019, según el tamaño de la empresa. El estudio se ha llevado a cabo con una muestra de más de 500.000 empresas, obtenidas de SABI (Sistema de Análisis de Balances Ibéricos).
En primer lugar, se ha calculado el resultado agregado, desde el 2015 hasta el 2019. El resultado agregado es el sumatorio de todos los resultados de ejercicio después de
impuestos de un mismo grupo de empresas. Debido al crecimiento económico en este plazo, vemos como el resultado agregado en total ha aumentado, no obstante, el de las
micropymes y empresas más pequeñas prácticamente se ha mantenido.
Sería erróneo afirmar que las empresas grandes son más rentables al tener un resultado agregado mayor. Ya que es fundamental tener en cuenta los recursos invertidos para
obtener ese resultado. Por ello, se ha calculado la productividad por asalariado: dividiendo el resultado agregado de un grupo de empresas, por el número total de asalariados asociados a ese grupo. El objetivo es valorar la rentabilidad que genera el capital humano en las distintas empresas. Desde el 2015, la evolución de la productividad por asalariado tiene tendencia positiva. Es decir, un asalariado cada año aporta más que el año anterior al resultado del ejercicio de su empresa. No obstante, el aumento en la productividad por asalariado es notablemente más pronunciado en las empresas de mayor dimensión. - ¿Por qué?
La respuesta reside en que las Micropymes y Pymes, al tener unas cuentas de resultados muy reducidas, tienen mayor dificultad para acceder a fuentes de financiación. Esto
junto con las altas trabas administrativas, así como la rigidez del mercado laboral deriva en que este grupo de empresas, tan importante para nuestra economía, no puede
aprovechar las épocas de crecimiento económico. Consecuentemente, la variación de su productividad, cada periodo, es notablemente inferior que la de las grandes empresas y aquellas empresas con más recursos.
Antes de la crisis sanitaria, aproximadamente el 40% de las Pymes españolas presentaban cuentas y, de estas, cerca del 74% obtienen resultados de ejercicio positivos. Las empresas de menor tamaño son las más propensas a no presentar cuentas. Tan solo, el 37% de las micropymes presentan y solo el 72% de aquellas obtienen resultados de ejercicio positivos. El no realizar cuentas anuales acaba por excluir financieramente a estas empresas. Debido a su opacidad los bancos evitan financiarlas, lo que deteriora su situación financiera y oportunidades de crecimiento.
Por ello las micropymes y pymes están sufriendo grandes dificultades para crecer, innovar, invertir en tecnología o reinventarse aun en épocas bonanza económica. Estas
dificultades se traducen, a largo plazo, en una menor productividad por empleado. Por tanto, entran en un círculo vicioso donde se retroalimenta la menor productividad, así
como el decrecimiento de las pymes, el empleo y finalmente el de la economía y el bienestar social.
Desde el comienzo de la crisis sanitaria, las desventajas en cuanto a financiación que sufren las pymes se han agravado. Ya no solo se necesita acceso a crédito para crecer y
prosperar, sino para sobrevivir. Entendiendo el peso e importancia que tienen las pequeñas y medianas empresas sobre la economía española, es fundamental facilitarles ayudas operativas y administrativas, así como el acceso a financiación, si queremos ver una pronta recuperación de la economía en España. Mejores condiciones de financiación y más alternativas permitirían a las pymes crecer en facturación y tamaño, innovar, invertir en I+D y salir al mercado internacional. Todas estas actividades aumentarían los ingresos, disminuirían la carga laboral (mejorando la productividad por empleado) y paliarían los efectos negativos de la pandemia. Pero la realidad es que las pymes se encuentran privadas de financiación fácil y accesible y, como consecuencia de la crisis sanitaría, aún más.
Se propone como una de las posibles soluciones al problema de liquidez, que sufre la pequeña y mediana empresa, el acceso a métodos de financiación alternativos. Fuentes
de financiación más allá de los bancos, como el capital riesgo o mercados de capitales. Sin embargo, estas fuentes de financiación no siempre están al alcance de la mayoría
de las pymes. Afortunadamente, existen formas de financiarse menos costosas, más ágiles y con acceso más rápido e inclusivo; que se adaptan mejor a la estructura de las
pequeñas y medianas empresas. Como las entidades que facilitan la obtención de liquidez ofreciendo servicios de financiación online: el descuento de pagarés, anticipo
de facturas, factoring público y confirming.