Digamos, simplificando, que de esta concentrada antología del disparate, los tres primeros son graves errores de gestión y los dos últimos peligrosos errores ideológicos que arremeten directamente contra la (re)construcción de una España de ciudadanos unidos, libres, solidarios y con iguales derechos. Lo de prósperos, va por barrios con desigualdad imparablemente creciente. Todo lo cual convierte en absurdo pretender decir que este Gobierno desarrolla políticas progresistas o de izquierdas. Otra cosa es que el votante medio se entere. Y cuando se entera, se abstiene o vota en blanco.
Mal momento para que España esté perdiendo el tren de la Historia, arrastrada por la dinámica tribalista, racista o caciquil, o volviendo a métodos totalitarios destructivos soñando con la muerte de Montesquieu y el colectivismo neo-leninista (época NEP). Nos dirán que siempre es mal momento, pero esto que acaece lleva a España a convertirse en la enferma de Europa, una enferma despedazada en grave estado de fragilidad y de irrelevancia internacional creciente. Y en el mundo y en Europa están pasando muchas cosas trascendentes. Se están reconfigurando las relaciones de poder, el protectorado norteamericano, las rutas y acuerdos tecnológicos y comerciales, la capacidad de los europeos de defenderse y asegurar su modo de vida, etc…Por Historia, por nivel económico que alcanzó en el pasado, por crucial posición geoestratégica y por sus vínculos lingüísticos y civilizacionales con centenares de millones de americanos de arriba y abajo debería tener algo que decir. En el estado actual de las cosas, otros decidirán sin nosotros, y por nosotros. Como en Yugoslavia. Triste disparate.