Política monetaria: aunque el crecimiento de los balances de los bancos centrales debería ralentizarse a lo largo de 2022, todavía no se vislumbra el punto máximo de expansión tras las políticas monetarias relacionadas con la Covid-19. Es probable que solo se produzca un repliegue lento y muy desigual de la actual política monetaria. Se espera que la Reserva Federal de Estados Unidos anuncie la primera medida en noviembre y comience a reducir las compras de bonos en diciembre. En verano del próximo año estas deberían llegar completamente a su fin. Mientras tanto, el Banco Central Europeo se muestra reacio a contemplar el fin de su política monetaria expansiva. Es probable que la subida de los tipos de interés esté muy lejos. En consecuencia, recientemente solo se decidió recortar moderadamente las compras de bonos realizadas en el marco del programa de compras de emergencia para la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés). Es probable que no se tomen más decisiones hasta diciembre.
En el Banco de Japón no se prevé ningún cambio de política.
Covid-19: la pandemia sigue siendo la principal causa de muerte en todo el mundo y su curso varía mucho de un país a otro. Sin embargo, el brote de la variante delta debería estar aproximándose a su punto máximo. Como consecuencia, se espera que las muertes asociadas disminuyan poco a poco.
En general, esta comprobación de la realidad sugiere que los mercados de capitales estarán más inquietos en las próximas semanas, aunque se mantendrá la tendencia alcista de la liquidez, que busca rentabilidad.
Asignación táctica de acciones y bonos
Con la fase de “comprobación de la realidad” que tenemos
por delante, es probable que los mercados de capitales se vuelvan más inestables. La economía, las expectativas de
inflación, las políticas monetarias, el curso de la pandemia... Todo está bajo la lupa.
Las valoraciones han aumentado en todas las clases de activos, al menos en comparación con los datos históricos. Debido al entorno de tipos de interés bajos/negativos, los bonos ya no pueden considerarse baratos.
Las entradas en los fondos de renta variable se mantienen en todo el mundo. Probablemente el factor clave sea el entorno de tipos de interés bajos/negativos.
Aproximadamente el 30% del mercado mundial de bonos rinde por debajo del 0%. Otro 40% aproximadamente se encuentra entre el 0% y el 1%. A medida que aumentan las tasas de inflación, los inversores conservadores se encuentran con mayores dificultades.
Por lo tanto, es de esperar que se produzcan más entradas en los fondos de renta variable, que podrían alimentarse de los fondos del mercado monetario, que cuentan todavía con abundante patrimonio. Una evolución que debería respaldar a medio plazo las clases de activos de mayor riesgo.