Economía

Antón Costas: “Invertir en justicia social rinde dividendos económicos”

ALIANZAS TRANSFORMADORAS

· La necesidad de un nuevo contrato social y más inversión en desarrollo del talento son las claves para combatir la desigualdad, especialmente la pobreza infantil

Redacción | Domingo 26 de diciembre de 2021

“Invertir en justicia social rinde dividendos económicos” o “un aumento razonable de la equidad produce un crecimiento más inclusivo y sostenido” son palabras que el catedrático de economía Antón Costas pronunció el pasado 16 de diciembre en el ágora de El Día Después, plataforma creada por Iberdrola, Red española de Desarrollo Sostenible, la Universidad Politécnica de Madrid y el Instituto de Salud Global de Barcelona para generar alianzas transformadoras y abordar los desafíos planteados por los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Día después nació hace veinte meses con un objetivo: activar la inteligencia colectiva para innovar en los modelos y sistemas que sostienen el aparato productivo, las ciudades o el medioambiente entre otras.



Alianzas transformadoras como la formada por las mencionadas organizaciones, son las que brindan oportunidades para promover la conexión de la sociedad, la academia o el mundo científico con aquellos que toman las decisiones, siendo capaces de influir o trasladar los problemas reales de la sociedad. En la sesión celebrada en diciembre el tema ha sido tan importante como delicado: la pobreza infantil.

La necesidad de un nuevo contrato social y más inversión en desarrollo del talento son las claves para combatir la desigualdad. La conversación partió de las reflexiones planteadas en el libro “Laberintos de la prosperidad” de los catedráticos de economía Antón Costas y Xosé Carlos Arias. En su vibrante diálogo con la politóloga Cristina Monge, el actual presidente del Consejo Económico y Social, Antón Costas, comenzó recordando que “la desigualdad no es una maldición divina, un designio de la naturaleza. Es producto de unas políticas determinadas”. Sin embargo, hacerle frente no parece ser una prioridad en la agenda pública. Costas hizo hincapié en la importancia de entender que el talento no viene con los recursos. El talento viene con las personas, independientemente de dónde nazcan.

La pandemia ha impactado dramáticamente sobre los niños que viven en hogares con bajos ingresos: con el cierre de los colegios, muchos niños han dejado de acceder a la alimentación que les proporcionaban los comedores escolares, y está demostrado que la alimentación en la etapa de 0 a 3 años determina las capacidades para toda la vida.

Actualmente, uno de cada tres menores españoles vive en riesgo de pobreza. Es sabido que la capacidad y las oportunidades de las personas para tener buenos empleos e ingresos a lo largo de la vida dependen esencialmente de la dotación de recursos de la que pueden disponer en las primeras etapas de su vida y juventud (principalmente, a través de la educación).

Según los dos economistas, con políticas predistributivas (que intervienen antes de que las personas se incorporen al mundo del trabajo) es posible corregir las causas de la pobreza en sus orígenes. De estas conversaciones, surgen preguntas: ¿Es posible atacar las causas de la pobreza de raíz, es decir, desde la infancia? ¿Cómo? ¿Y si como sociedad nos centráramos en fortalecer la capacidad de las personas para desplegar todo su talento y potencial, desde la infancia?

Como conclusiones tras el interesantísimo evento, fueron las siguientes: primero, existe el deber moral de erradicar la pobreza infantil, como un compromiso hacia los niños y niñas, por solidaridad y reciprocidad. Segundo, que hay una falta de comprensión social del problema. Muchas personas en España siguen creyendo que aquí no hay pobreza infantil. Falta un contrato social que haga posibles las políticas. Es decir, como un agricultor, que antes de sembrar ha de arar y preparar el terreno y abonarlo, o por el contrario las semillas de las políticas no germinarán, ni mucho menos florecerán. Por último, es necesaria la utilización del lenguaje como herramienta de transformación. El lenguaje se transforma junto con la sociedad, y la utilización de las palabras a veces cambia mucho el significado final. Por ejemplo, no es lo mismo gastar que invertir. Gastar implica algo negativo, mientras que la inversión conlleva una visión a futuro y reporta un beneficio.

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