Una extensa panoplia de nuevas tecnologías, aparentemente independientes e inicuas, intentan converger para desembocar en un perverso sistema de control que modifique profundamente la vida cotidiana de los ciudadanos. En este sentido podemos avizorar cuatro etapas que pasamos a desarrollar brevemente.
Primera Etapa: la del pasaporte sanitario, en el que el QR es un código telecargable en el teléfono móvil con la representación digital. Todo individuo está así controlado y puede probar su situación o estado de vacunación. Sin ello, será un paria, un marginado o un ‘infraciudadano’, al que se le cerrarán todas las puertas y diversiones de la vida moderna. Así, el individuo estará suficientemente actualizado y controlado para moverse encorsetado y reprimido por parte del Poder omnipresente.
Segunda Etapa: la del dispositivo de identificación digital universal, que será el siguiente paso de control personal. Hay ya empresas que trabajan desde hace unos cuantos años con los gobiernos, occidentales fundamentalmente aunque también alguno comunista, para diseñar e implantar este control. Funcionará como un ‘pasaporte sanitario’ digital, englobando en un solo sistema el actual ‘Covid-Pass’ y el número de identificación digital universal. Se trata de poder probar y comprobar la identidad de una persona de forma desmaterializada, es decir, sin carnet de identidad o pasaporte convencionales. En un primer momento, se hará a través de un teléfono móvil y después mediante un chip subcutáneo (sistema, por cierto, que ya se está experimentando en fase preliminar en algunos Estados africanos).
Los certificados en papel son fácilmente falsificables, por lo que el sistema digital probará de forma fidedigna que la persona está vacunada y que su identidad es la cierta y verdadera, es decir, que el súbdito podrá demostrar indubitadamente que es quién dice ser.
Un consorcio denominado Alianza ID 2020, ha sido la encargada de desarrollar rápidamente todo el proceso. Está formado por empresas y corporaciones, como Accenture, Microsoft, la Rockefeller Foundation, MasterCard, IBM, MIT Safe Paths y GAVI Global Alliance for Vaccines del filántropo y multimillonario globalista Bill Gates.
Tercera Etapa: la de la nueva moneda digital (digital wallet) sobre la cual están trabajando ya los Bancos Centrales. Según la inquietante y poderosa Christine Lagarde, Presidente del Banco Central Europeo, el euro digital ya está en estudio y su lanzamiento está previsto para 2026. Fundamentado sobre la tecnología blockchain, permitirá tener rastreados y controlados todos los flujos monetarios. Y será también posible desactivar y anular muy fácilmente las cuentas bancarias de un individuo al que las autoridades consideren sospechoso de actividades ilícitas o desafecto con el Poder.
Nos maliciamos fácilmente que el objetivo es crear una identidad digital total, mezclando datos sanitarios (incluidas las inoculaciones genéticas experimentales), civiles, penales, fiscales y bancarios infalsificables.
Cuarta Etapa: la del pasaporte Internet. Este dispositivo constituirá la última etapa del sistema de control totalitario digital. Si la navegación por la Red es, hoy, libre para todo el mundo, no lo va a ser en un futuro no muy lejano, por la implementación de una especie de “permiso de conducir virtual”, que nos será concedido y renovado, previos exámenes o controles periódicos acerca de nuestras actividades on line.
Podríamos pensar en un sistema perfecto destinado a eliminar todas las voces disidentes de Internet. Y es verdad que en las sociedades hiperdigitalizadas que se avecinan, ser privados determinados grupos de ciudadanos del acceso a la Red va a significar una marginación de los mismos de la vida social, comunitaria y nacional o transnacional.
Nos produce una gran inquietud la venida del llamado “Gran Reseteo”, que se nos prepara con la irónicamente “amable y desinteresada” colaboración de Big Pharma, Big Data y Big Tech, que tienen la “benéfica y altruista” intención de encasillar y constreñir nuestras vidas con el fin de hacerlas más seguras, más cómodas, más felices, más verdes, más sostenibles, más resilientes, más igualitarias, más inclusivas…¿me dejo algo? Gracias al miedo, oportunamente creado y amplificado desde el Poder y los mass media, el Covid-19 se ha convertido en el agente político, social y cultural, que ha precipitado el proceso para obtener de los pueblos su pastueño, servil e irresponsable consentimiento.
Y como colofón por si quedaba alguna duda, recordemos lo que había escrito el fundador del Foro de Davos, el siniestro Klaus Schwab, en un libro publicado a principios de 2016: “La Cuarta Revolución Industrial conducirá a una combinación mezclada de nuestras identidades física, biológica y digital”.