Análisis y Opinión

¿Qué nos depara el año del “Tigre de Agua”?

INFORME MERCADO CAPITALES

Por Ann-Katrin Petersen, CFA, Vice President, Global Economics & Strategy de Allianz Global Investors

Redacción | Viernes 07 de enero de 2022

En el calendario chino, el año también va llegando a su fin. Si analizamos la evolución del mercado en 2021, el año del “Buey de Metal” ha hecho honor a su nombre. Los bueyes, animales pacientes y perseverantes, mantienen la cabeza fría aun en situaciones inesperadas (y hubo no pocas durante la evolución de la pandemia de coronavirus); y, además, el metal es el símbolo de las oportunidades económicas. No cabe duda de que el año pasado fue rentable para las clases de activos de riesgo como la renta variable, a lo que contribuyeron el sólido repunte de la economía mundial y los beneficios empresariales, además de las políticas fiscal y monetaria ultralaxas. ¿Qué cabe esperar para principios de este nuevo año? En lo que a perspectivas generales respecta, los indicios para el año 2022 apuntan de nuevo (y hasta nuevo aviso) a una recuperación continuada de la economía mundial gracias a un crecimiento por encima de la tendencia lento pero seguro. No obstante, la aparición de la variante ómicron del virus ha complicado aún más la situación de inseguridad de la pandemia y puede que se observen los efectos negativos de la nueva ola en el primer trimestre. Sin embargo, también se ha observado un aumento de la resistencia de la economía en episodios anteriores con altas tasas de contagios. Por tanto, a lo largo del año debería observarse mejoría en los efectos negativos relacionados con la pandemia, como los cuellos de botella, y una mejoría en términos de crecimiento.



Aparte de ello, el año 2022 promete ser uno de normalización en las políticas monetarias, que en términos generales, siguen siendo acomodaticias. No obstante, en vista de la presión continua sobre los precios, diversos bancos centrales (entre ellos la Reserva Federal estadounidense) han empezado a abandonar su narrativa de un alza de la inflación de los precios al consumo meramente temporal. Si bien es probable que la inflación alcance su punto máximo durante los meses de invierno, debido principalmente al descenso en el precio de uno de los componentes de la energía, la presión subyacente sobre los precios podría llegar a ser mayor que antes del inicio de la crisis.

Consecuentemente, cada vez más bancos centrales (como ya ha hecho por ejemplo recientemente la Reserva Federal) tenderán a abandonar la política monetaria ultralaxa, bien finalizando sus programas de compra de activos, o bien mediante una subida de los tipos de interés. Esta situación por sí misma ejerce una presión alcista moderada en los rendimientos de los mercados de renta fija. Y he aquí la pregunta del millón, ¿será necesario un endurecimiento (aún) más rápido de las condiciones de financiación para protegerse frente al riesgo de inflación a medio plazo?

También el ámbito geopolítico promete emociones. En la primera mitad del año la atención se centra en las elecciones presidenciales (abril) y parlamentarias (junio) en Francia,
mientras que para otoño están previstas las elecciones presidenciales brasileñas (octubre), las de medio mandato en EE. UU. (noviembre) y el XX Congreso Nacional del Partido en China. La rivalidad entre las dos superpotencias, EE. UU. y China, podría reavivarse en este contexto. ¿Cuáles serían las consecuencias para los mercados financieros?

Una cosa es segura, 2022 será otro año apasionante. Las previsiones de que continúe la tendencia alcista de la economía mundial apoyan a los mercados bursátiles. Sin embargo, el potencial de los activos de riesgo puede verse limitado por la desaparición del respaldo de las políticas fiscal y monetaria, la incertidumbre en torno a la pandemia y la posible aceleración del endurecimiento de las medidas de los bancos centrales. Además, los riesgos de naturaleza geopolítica podrían impulsar un aumento continuo de la volatilidad en el mercado. Los anuncios inesperados podrán desencadenar una mayor volatilidad en el precio de las acciones con la que tendrán que lidiar los inversores, y habrá mejores oportunidades para la gestión de inversión activa.

Es un buen augurio que el nuevo calendario chino, que comienza el 1 de febrero, se encuentre bajo el signo del “Tigre de Agua”, que valiente y fuerte atraviesa terrenos desconocidos, mientras que el agua, simboliza tanto estabilidad como un continuo movimiento.

Mercados en detalle

Asignación táctica: acciones y bonos

Tras una fuerte recuperación, la economía mundial se encuentra ahora en medio de una fase más madura del ciclo de crecimiento. Entretanto, prevemos un crecimiento mundial más lento para los siguientes trimestres, aunque todavía por encima del potencial.

Aunque esto debería seguir contribuyendo a la consecución de beneficios empresariales (columna vertebral de la evolución del mercado de renta variable), es poco probable que se alcancen los impresionantes niveles de 2021 y la presión constante sobre los precios de los insumos podría continuar afectando a los márgenes de beneficio.

A los inversores les sigue preocupando el endurecimiento temprano o marcado de las políticas monetarias mundiales, seguido de un riesgo persistente de inflación. Además, la propagación de la variante ómicron del coronavirus representa un factor de incertidumbre para las perspectivas generales a corto plazo.

En este contexto, se recomienda extremar la precaución. Sigue siendo aconsejable una elección más selectiva de las inversiones
en términos regionales y sectoriales.

Acciones

La reciente campaña de publicación de resultados empresariales en el tercer trimestre ha supuesto un impulso positivo y la economía estadounidense ha empezado a recuperarse de nuevo recientemente. En un periodo de buenas valoraciones, especialmente para los títulos estadounidenses y los valores tecnológicos, el crecimiento de los beneficios es especialmente importante.

La zona euro mejora sus expectativas dada la coyuntura económica, la prolongación de la política monetaria ultralaxa y, en comparación con el escenario internacional, el mayor atractivo de las valoraciones. A corto plazo, la rapidez con la que se producen nuevas infecciones puede plantear riesgos económicos a la baja.

En la estrategia sectorial se recomienda un enfoque más equilibrado.

El panorama de las economías emergentes es desigual. Europa oriental debería beneficiarse del potencial de recuperación europeo.

Los conocidos como factores ASG (ambientales, sociales y de gobernanza), adoptados como criterios de sostenibilidad, deberían desempeñar un papel prominente en el próximo ciclo de la renta variable.

Bonos

Para el futuro, es probable que las preocupaciones sobre las consecuencias de la inminente normalización de la política monetaria y una reflación de la economía mundial mayor de la esperada, ejerzan una presión creciente sobre los rendimientos de los bonos del G4.

En el contexto de la política monetaria y la inflación, se prevé un aumento de los rendimientos a largo plazo de los países del G4 en los próximos meses, liderados por Estados Unidos, con rendimientos moderadamente más altos en el extremo corto de las curvas de tipos de EE. UU. y Gran Bretaña.

Previsiblemente, los diferenciales de la deuda pública de los países periféricos de la zona euro se moverán en gran medida de forma lateral, aunque con mayor vulnerabilidad, teniendo en cuenta las compras, más lentas, de bonos restantes del BCE.

Divisas

Los inversores se han posicionado de nuevo entre posiciones largas en el dólar estadounidense y cortas en el yen.

El dólar estadounidense sigue manteniéndose fuerte ante unas políticas de los bancos centrales y unas expectativas de tipos de interés cada vez más divergentes. Sin embargo, según nuestro análisis, parece estar sobrevalorado con respecto a la mayoría de las divisas de los países industrializados y también de los países emergentes.

Los factores adversos a medio plazo para el billete verde continúan persistentes; además de la alta evaluación, EE. UU. mantiene déficits gemelos, por lo que es probable que un estímulo fiscal adicional que se espera pronto siga generando nuevos déficits presupuestarios elevados. Ya podemos decir que el déficit por cuenta corriente se puede considerar significativo.

Materias primas

Desde una perspectiva histórica, las materias primas han demostrado ser la mejor cobertura contra la inflación elevada, seguidas de las acciones.

Las interrupciones de la actividad económica como consecuencia de la COVID-19 y la ralentización del crecimiento mundial pesan sobre la demanda de petróleo. En el contexto del ciclo de almacenamiento en Estados Unidos, con la recuperación posterior a la pandemia y los debates en curso sobre Irán, el precio del petróleo se sigue manteniendo muy estable y supera los niveles prepandemia.

Los metales industriales, como el cobre, siguen siendo demandados a pesar de la del crecimiento más moderado en China, aunque recientemente el precio del cobre se haya movido lateralmente. Por el momento, el oro también mantiene una tendencia lateral.