Según cifras del último Índice Internacional de Alquileres elaborado por HousingAnywhere, correspondiente al último trimestre de 2021, un apartamento en alquiler en Barcelona cuesta de media 1.293 euros (un 9,6% más que en el mismo trimestre de 2020) y en Madrid, 1.261 euros (un 14,2% más que en 2020). Incluso teniendo en cuenta el hecho de que la mayoría de las propiedades listadas en HousingAnywhere están amuebladas, y por lo tanto tienden a estar en el rango de precios más alto, los indicadores de precios del Índice en algunos casos doblan los límites de las ayudas, lo que plantea un interrogante con respecto a la eficacia del bono en las ciudades más populares
Por otro lado, si bien esta medida puede ser una ayuda puntual para independizarse, no asegura que el problema remita ya que no aborda la causa principal: la poca oferta de vivienda en alquiler que provoca la subida de los precios. La medida puede estimular el inicio de la independencia de los jóvenes, pero tendrá un impacto limitado en el largo plazo si no se aborda simultáneamente la causa principal.
Desde HousingAnywhere se valora positivamente que las instituciones busquen activamente diferentes soluciones con el objetivo de aliviar la tensión del mercado de la vivienda de alquiler, pero las medidas deben promover una vivienda disponible, asequible y accesible a largo plazo. El bono joven al alquiler es una de las medidas, como otras incluidas en el anteproyecto de la nueva ley de vivienda (que se espera aprobar a finales de este mes), que opta por una solución cortoplacista centrándose en gran medida en la asequibilidad, como también sucede con el límite a los precios de los alquileres. El estado actual de la vivienda en alquiler requiere una solución de fondo para aumentar al mismo tiempo la disponibilidad y la accesibilidad de las viviendas, con el fin de frenar la crisis de la vivienda de alquiler, que parece intensificarse si se observan los datos desde el año 2021 hasta el inicio de 2022.