El coloquio giró en torno a cuestiones capitales, como la responsabilidad que tiene la sociedad sobre los niños y adolescentes infractores que se encuentran recluidos en centros de internamiento. "Estoy en contra de los paternalismos con los jóvenes: durante la pandemia han tenido una conducta ejemplar y se les ha llegado a acusar de matar a sus mayores al visitarlos en vacaciones, algo que es aberrante", a comentado el director. Arranz hizo notar la "traición" de los "maestros" -como se llama a los tutores en estos centros- a los niños, que son "pajaritos desprotegidos que buscan afecto y que necesitan un apoyo, alguien en quien poder confiar" en palabras de Martín Cuenca.
Con respecto a la omnipresencia de la naturaleza, el cineasta aseguró que esta "no es buena ni mala, sino simplemente es, y el hombre trata de ajardinarla y de domesticarla, como dice Zygmunt Bauman", en relación a su condición salvaje, de una realidad que no se puede controlar. Arranz se interesó además por su dirección de actores como Javier Gutiérrez o Antonio de la Torre, al que ha dirigido recientemente en el drama Un hombre de paso, donde comparte reparto con otros dos compañeros de la película, María Morales y Juan Carlos Villanueva: "me gusta que mis intérpretes conecten con una emoción propia que les lleve a su personaje, sin perder la perspectiva de que se trata de un juego, de un pacto de la ficción que termina con el 'corten' del director", aclaró. En este sentido, para el director cada actor es un mundo y nunca utiliza un método actoral en general, sino que apuesta por la naturalidad y que no embriden sus emociones a la hora de interpretar, "empujándolos" hacia registros muy emocionales.
MaF-Málaga es la cuenta atrás del Festival de Málaga, organizado por el Ayuntamiento de Málaga y que cuenta en esta ocasión con el apoyo del Ateneo de Málaga, que copresiden el historiador Miguel Tello y la fotógrafa Victoria Abón, quienes también participaron en el debate posterior.