El líder de VOX en CyL, Juan García-Gallardo, ha dejado rotundamente claro que o entran en el Gobierno o que Mañueco tendrá que convocar nuevas elecciones, salvo que quiera gobernar con el apoyo o la tutela del PSOE. Pues bien, a pesar de ello el PP insiste en que quiere gobernar en solitario e intenta marear a VOX, el cual, escarmentado con el incumplimiento de los acuerdos firmados en 2021 con García Egea, no parece que vaya a aceptar ser una perdiz. García-Gallardo, tiene la mano tendida, pero ha reiterado con firmeza que no va a decepcionar a los votantes que le apoyaron con el compromiso de que no renunciaría a entrar en el gobierno si, como ha ocurrido, los votos le daban esa oportunidad.
¿Quién es ahora la perdiz? El propio PP que puede marearse así mismo en el tejado hasta caer al suelo. Tonterías las justas. En primer lugar, respeto total a VOX y en segundo lugar, acuerdos programáticos. Si no hay respeto no vale la pena que se maree más. No tiene el menor sentido entrar a negociar, y negociar es ceder, con el posible socio cuando de primeras se le dice “negociemos, negociemos, pero no vas a entrar en mi gobierno”. Ante esa testarudez la exigencia inicial de VOX debe ser obtener la Presidencia de las Cortes, cosa que puede ser efímera ya que si después no se forma una mayoría absoluta habrá nuevas elecciones, pero al menos sería el gesto de respeto público que el PP mostraría a los votantes de VOX.
A continuación, hay que hablar de principios y de programas lo cual forma parte de esa zona ambigua e imprecisa en la que se ha movido el PP de Casado. De esas aguas ambiguas, oscuras y sucias debe salir el PP para manifestar el auténtico color de su gaviota. La semi-dimisión de Casado debería ser vista por Alfonso Fernández-Mañueco como una oportunidad para llegar al acuerdo natural con Juan García Gallardo que CyL espera. Negarse a ello, como punto de partida, es ofender gratuitamente a su probable coaligado y a sus votantes. Recomendación: Alfonso, tiene Ud. un nombre muy castellano. No pretenda enviar a Juan al destierro. Recuerde que el Cid regresó de él victorioso. No maree más la gaviota que ya se parece mucho a una perdiz.