Ahora los efectos de la guerra en Ucrania y de las sanciones económicas de doble filo contra Rusia, la tercera potencia petrolera del mundo y la primera en producción de gas, tienen temblando la economía mundial. Porque resulta difícil en un corto plazo para Europa reemplazar el 30% del petróleo y el 40% del gas que importan de Rusia, desde luego, los propios Estados Unidos con los 700.000 barriles diarios de petróleo que importa de Rusia.
La crisis que están desatando las sanciones, tanto en Rusia, como en Estados Unidos, Europa y el resto del mundo por el alza de los precios del petróleo y el gas y otras materias primas, al igual que los incrementos en los índices de inflación tienen en aprietos a los gobiernos de Biden, Putin y de los lideres europeos.
La crisis ha obligado de manera desesperada a la administración de Joe Biden a dar un viraje entorno a sus relaciones con la teocracia de Irán y el régimen venezolano de Nicolás Maduro, porque necesitan del petróleo y el gas de Caracas y Teherán.
Por un lado, aceleran el restablecimiento del Acuerdo Nuclear con Irán para luego asegurar suministros de petróleo y gas de Irán. Por el otro lado, buscan mecanismos diplomáticos para levantarle las sanciones económicas al régimen venezolano y poder contar con suministros de petróleo y gas para sus aliados europeos. Se sabe que Estados Unidos cuando impuso las sanciones a Venezuela y suspendió las importaciones de crudo venezolano, acordó con el gobierno de Putin, importar ese faltante del petróleo venezolano de Rusia. De manera que ahora la teocracia del Ayatola Alí Jamenei va a pasar de enemigo a aliada y deja de formar parte del eje del mal y el régimen de Maduro deja de ser una dictadura y pasan a ser un aliado estratégico.
Y en el caso de Colombia, el presidente Iván Duque, el expresidente Álvaro Uribe y su partido se están quedando solo en la pelea contra el régimen de Maduro, mirando asombrados para los techos y con la pólvora mojada del comunismo y castrochavismo a las puertas de las elecciones del domingo. Estados Unidos no tiene países aliados ni países enemigos, sino intereses económicos y estratégicos coyunturales.
En conclusión: definitivamente la devastadora y sangrienta guerra en Ucrania ha desencadenado un drástico cambio en el poder económico y político en el mundo con dos bloques. El primero, con Estados Unidos y Europa que representan el viejo orden mundial y que se resisten a perder la hegemonía. El segundo, con Rusia, China e India que representan el nuevo orden mundial y que luchan por posicionar una nueva hegemonía global.