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LA VERDAD POR DELANTE

Desde Burdeos con amor...

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· Por Enrique Calvet, ex europarlamentario y Presidente de ULIS

martes 08 de marzo de 2022, 09:51h

Otra semana acaba que cada vez nos hace sentir más horror e indignación ante el martirio de la Nación Ucraniana y que también nos hace retener el aliento ante la insensibilidad al sufrimiento y a la muerte ajena, del liberticida Putin. Hay que decir que se puede analizar y comprender las necesidades de seguridad del pueblo ruso, como se ha hecho en muchos comentarios, pero la protección ante una amenaza nada evidente, o la protección de situaciones económicas vitales, o lo que sea de esa índole, nunca puede justificar ni disculpar la salvajada de la invasión a sangre y fuego de una nación soberana. La propia noción de guerra justa, que las hay, contempla el motivo y también indisociablemente los métodos y la proporcionalidad de su uso. La actual invasión de Ucrania es una intolerable y cruel violencia innecesaria contra millones de seres humanos.

Y eso nos lleva a plantear una paradoja sobre la disuasión nuclear. Se puede llegar a pensar perfectamente que, sin “el respeto” que se tiene a un conflicto nuclear, los países de Occidente, y tal vez USA, hubiesen declarado la guerra al ogro ruso por intereses, o por sentido de la lealtad hacia las naciones “libres”, o por frenar las mayores ansias del invasor. Eso fue lo que acaeció en septiembre de 1939 cuando Hitler invadió Polonia. Esa guerra, que empezó como una guerra tradicional, causó decenas de millones de muertos y acabó con un par de bombas nucleares que demostraron su terrible efecto devastador.

Pero ese efecto devastador sólo se podía ejercer de un lado, por eso se redujo a dos bombas. Hoy en día, cuando se dice temer la tercera guerra mundial, lo que se está manifestando es que horroriza la primera guerra nuclear, el holocausto, la total devastación y la destrucción universal que comportaría el uso del arsenal atómico por parte de todos los contrincantes. Es decir que se puede afirmar que es la propia existencia de la disuasión nuclear la que ha evitado, hasta ahora, que las democracias del mundo libre entraran en guerra abierta contra Rusia, ya que la laminación absoluta de sus protegidos estaría en juego.

Putin lo sabe y abusa de ello. Aquí es dónde se nos corta la respiración y se nos hiela la sangre. ¿Ha perdido la razón Putin y traspasará las líneas rojas y atacará algún país de la OTAN o de la UE (Suecia o Finlandia, por ejemplo), o sigue siendo un estratega frío y calculador que se contentará con objetivos menores y regionales…? Hemos de decir que apoyamos totalmente la actual posición de la OTAN que claramente sabe que una guerra nuclear, hoy en día no la gana nadie, por lo que la obligación de los dirigentes no es ganarla, sino evitarla hasta dónde sea posible...y más.

Eso nos lleva a una situación dolorosa y cruel, con la verdad por delante, y es que, en el mejor escenario a corto plazo, estamos evitando el horror de una hecatombe planetaria…sacrificando a corto a la gran mayoría del pueblo ucraniano, la vida de muchos y la libertad de todos ellos. Las democracias poderosas, a cambio, hemos elegido asfixiar económicamente al pueblo y a los oligarcas rusos para retirar al tirano pro guerra nuclear desde dentro mientras se apoya directamente a los militares ucranianos, a las víctimas de la guerra y al sufrimiento del pueblo. Por eso cualquier reticencia ante esos tres apoyos es repugnante, señor Iglesias y tristes acólitos, acólitas y acólites, porque estamos utilizando el martirio de la nación ucraniana para evitar la destrucción. Y, sobre todo, hay que preparar a toda prisa el medio plazo, porque Ucrania , tarde o temprano, deberá ser liberada y resarcida, de una forma u otra, salvo por el holocausto nuclear.

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