Unas "afirmaciones tendenciosas" que buscan que "condicionar al público de otros países y, por tanto, a sus cancillerías" para, según Rosiñol, desviar el foco de las relaciones del separatismo con Putin y desprestigiar las instituciones españolas.
"Un proceso secesionista, sin apoyos internacionales, siempre se estrellará contra el muro de la legalidad. Es por ello fundamental retomar la agenda y el relato victimista y propiciatorio en el extranjero con vistas a cuando vuelva a haber un momentum de debilidad institucional y, entonces, quieran «volver a hacerlo»", asegura en el artículo.
Así, la campaña también tiene derivadas nacionales. "El objetivo del ataque es el CNI pero, sin embargo, la ‘pieza’ que se quieren cobrar es Margarita Robles, ministra que encarna la imprescindible visión de Estado que debería tener cualquier gobierno", sugiere Rosiñol, que también asegura que el Catalangate "pretende dinamitar las relaciones de ERC con Moncloa y crear una especie de sensación de unidad del separatismo frente al ‘enemigo’ común", reactivando "el victimismo sociológico del que siempre ha hecho gala en nacionalismo".
Rosiñol critica la reacción "hiperventilada": "Proponer que habrá «transparencia» y desclasificación de informes de inteligencia únicamente está sirviendo para retroalimentar el relato separatista, ayudando así a que los separatistas logren alcanzar sus objetivos".
"El Gobierno debería reafirmarse en el cumplimiento estricto de la ley por parte de todos los servicios de información del Estado y explicar el control judicial bajo el que están todos ellos. No hacer esto es solo un parche para lograr salvar este cortísimo plazo", asegura, llamando a hacer frente común a la oposición.