Como pronto se observó, y con la verdad por delante, era una maniobra de activismo político, un montaje, de algunos miembros del SPS que nos gobierna (recordemos: SPS=SanchoPodemismoSeparatista) para satisfacer pugnas de imagen y poder entre racistas de izquierda y racistas de derecha de nuestra Cataluña ibérica, y para debilitar el CNI y reforzar el papel de la última S del SPS, el separatismo, dentro del Gobierno. La cuestión del supuesto espionaje ni es tema, ni es chiste, ni echistirá.
Las reacciones de las distintas facciones del Gobierno sí es tema, y muy importante. En particular la actitud del PSOE de hacerse felpudo ante separatistas y golpistas. Para los demócratas españoles, indignantemente importante. Las consecuencias para la seguridad de los ciudadanos también son dolorosamente importantes, gracias, entre otras cosas, a la actitud de la Presidenta del Parlamento, la Batet, el peón clave del SPS en esa Institución.
El segundo acontecimiento que impregnó con mucho morbo la semana vencida fue la aprobación del decreto que contempla medidas para que la sociedad española afronte a corto plazo el terremoto social y económico de la fuerte inflación diferencial. Por supuesto ese sí es tema y sustancioso que merece estudio e información. Es una alternativa de política económica desarrollada por técnicos de altura, en permanente contacto con la Comisión Europea, que no es lícito despachar con eslóganes sectarios ni prejuicios. Como no sería lícito despreciar sin más la alternativa de política económica elaborada y presentada por otros grupos de la oposición. Lo que sucede es que la obligación de ejecutar la tiene la Vicepresidenta Calviño y para aplicar otras medidas de política económica será menester llegar previamente al Gobierno de la Nación, aunque de todas maneras, no es tan importante, porque cada Autonomía hará de su capa un sayo. Pero lo política y estructuralmente crucial, ni técnico ni coyuntural, no es el contenido del Decreto, sino el cómo fue aprobado. Y aquí es dónde los dos hechos relevantes de la última semana de abril se juntan de nuevo en el mismo disparate político. La parte separatista del SPS que nos gobierna vuelve a ganar poder, y no se sabe qué recompensa, salvando las peleíllas internas de los separatistas hispano catalanes y reforzando a los muñidores de los “ongi etorri”, Bildu. Es decir, una vez más sale un decreto importante a corto porque lo votan los quitasueños de Podemos y el que jamás sería aceptado como aliado, Bildu. Como también se han vertido ríos de tinta sobre los aspectos inmorales, antidemócratas, destructivos y atentatorios al bien común del PSOE actual y del SPS, sólo nos cabe recordar que esto no es nuevo, ha ocurrido y ocurrirá, y, por lo que vemos, no entra en la escala de valores de una gran masa de votantes. Por lo que por nuestra parte daremos otro enfoque. Si la oposición, notoriamente el Señor Feijoo, tenía intención de caminar hacia un Gobierno de concentración y salvación nacional, a base de colaboración técnica y amable predisposición, debe haber aprendido la lección, porque, esta vez, la primera S del SPS, el Sanchismo, ha sido meridianamente claro: hará todo lo posible, sacrificará todo lo que haga falta, empezando por el futuro del bien común para aliarse con Podemitas, separatistas, golpistas y filoterroristas. La oposición no deberá ganarle las elecciones al Sanchismo, sino al SPS, y eso, nos tememos requiere de otra estrategia.