Ha pasado una semana rica en distracciones. Que si el aborto por aquí, las menstruaciones por allá, la apertura, que no apertura, pero casi, del paso fronterizo con Marruecos, que si viaje regio, que si Eurovisión… Sobre ellas nos limitaremos a felicitar con fruición a la cantante Chanel y a su equipo que han demostrado ser grandes profesionales y han dorado el blasón de la “Marca España”. Pero de esa falta de preocupación y atención a la “chicha”, es decir al agujero negro político que está devorando España, o incluso al económico, consecuencia del anterior, que la devorará en breve, no sólo se ha de culpar al Gobierno y sus socios, sino a la entera panoplia de nuestros políticos, con muy contadas excepciones. Es el triunfo del populismo global frente a la política de Estado, y la de los politicastros frente a los políticos.
En ese ambiente, con esas reglas de juego, nos parece preocupante que, una vez laminados la social-democracia y el centro-izquierda en España, por la labor de Zapatero y Sánchez, la oposición de centro derecha y de derecha no sea capaz de cambiar y adaptar su táctica a la nueva y “delicadísima” situación. Aquí y en otros foros hemos defendido, hace tres y dos años, el intentar sacar del poder democráticamente, pero con urgencia, al SPS (SanchoPodemismoSeparatismo), preferentemente para acudir a un Gobierno de salvación nacional. Lo hicimos por las dos razones largamente conocidas: la tremenda perversión y traición a la esencia del espíritu democrático que supone incumplir en horas 24 el compromiso más importante y ostentosamente enunciado en campaña electoral, y por los más que previsibles efectos destructivos, fragmentadores y empobrecedores de un Gobierno Moloch, más que Frankestein. Pero esa etapa ya pasó, con victoria total del SPS al que nadie desalojó, ante la total sumisión del Señor Casado al relato, más preocupado por otras distracciones populistas y ante el estrepitoso fracaso sin paliativos de todos los que intentamos recuperar un centro izquierda patriótico preocupado por la igualdad y solidaridad de ciudadanos libres de totalitarismo en toda la piel de toro. Después de tres años, el mal ya está hecho, las previsibles consecuencias nefastas para nuestra convivencia ya se han producido, se están convirtiendo en estructurales, y cada día somos más pobres, más desiguales, menos libres, más insolidarios, y sentirse español es puro facherío estigmatizable. Sin embargo nuestra oposición con visibilidad y algo de poder parece haberse estancado en el intento de desalojar al SPS porque sí, porque yo lo valgo. La una porque dice que por ser “socialcomunista” (lo que es una simplificación populista incorrecta) ya basta para que se tengan que ir, y la otra porque ahora dice que el Gobierno es débil e inestable, ¡Ahora!, y que a ellos las cuentas les salen mejor. Eso también es populismo barato. Las “Oposiciones” en España, las de derechas y las que nos refugiamos en el voto en blanco o la abstención (esto último muy mal hecho) en este momento tenemos la obligación de evaluar los daños a nuestra convivencia fraternal en libertad y prosperidad, explicarlos, y sobre todo, presentar remedios y soluciones en profundidad, a medio plazo sin esconder los sacrificios que nos va a suponer evitar el hundimiento. Es el momento de ser conscientes de que hay que recuperar la democracia, la convivencia, las destrozadas Instituciones, los mecanismos de atención al bien común fundamental de la mayoría de los ciudadanos y la identidad española. Lo que es muchísimo más importante que ofrecerse a aportar “estabilidad”.
Estamos dispuesto a admitir que las políticas económicas coyunturales serán muy orientadas por el BCE y tendrán pocos matices, pero si quieren que nuestro voto no sea en blanco dentro de un año, queremos saber, al menos, cuál es su diagnóstico sobre la situación de España como conjunto de ciudadanos y oír, muchas veces, sus propuestas, al menos, sobre: la recuperación de las Instituciones y del a menudo desaparecido Estado de Derecho, la Ley electoral, la corrección de los males, tras evaluación rigurosa, de “este” Estado autonómico empezando por la recuperación de la unidad de mercado y los ataques a la lengua española, la Educación, la posición de España en la UE, y la galopante desigualdad interindividual, ontológica y económica. Se nos olvida algo seguro, pero con que hablaran de esto con nivel nos daríamos con un canto en los dientes. Salvo que nos creamos, que la Constitución, el Espíritu del 78, esté vigente en toda España, que dijo el Doctor… ¡Anda qué…!