A pesar de la pandemia de Covid-19 y de las mascarillas que ha llevado implícita durante muchísimos meses, dicho contexto no ha alterado el afán de los españoles de apostar por la estética dental. Los datos hablan por sí mismos: durante el año 2020, los estudios concretan que los tratamientos en esta línea aumentaron un 76%, siendo las carillas uno de los más frecuentes y exitosos.
Ahora bien, tal apogeo debe ir acompañado por el buen hacer profesional. Un buen ejemplo es el centro de estética dental Carlos Saiz Smile, liderado por el odontólogo Carlos Saiz, quién trabaja en exclusiva en nuestro país (Madrid y Barcelona) con las microcarillas sin tallado dental, su tratamiento estrella y el motivo por el cual acuden a su centro personalidades y caras famosas de todo el mundo.
El proceso para lucir unas microcarillas dentales de gran calidad comporta tres sesiones en concreto. En la primera, se realiza un cuestionario relativo a los gustos y preferencias estéticas, y también se toman impresiones digitales de la boca que, a través de la pantalla del ordenador, paciente y odontólogo van visualizando y definiendo la forma de la nueva sonrisa futura. En la segunda sesión, ya con el diseño anterior aprobado, se realiza una impresión digital en resina idéntica a cómo serán las carillas finales, con el objetivo que el paciente pueda probarse y valorarlas. En dicha visita también se selecciona el tono de blanco, donde se brinda un abanico de posibilidades muy amplio. Y finalmente, en la tercera sesión, se prueban diferentes tonalidades de cemento para seleccionar cuál se adapta más a las preferencias del paciente y, a continuación, se instalan las carillas definitivas.
Algunos datos
Una de las características más notables de las microcarillas de Carlos Saiz Smile es que su instalación no resulta para nada dolorosa. En este caso, se pueden colocar en muchos espacios de nuestras bocas, aunque lo más habitual es que se hallen en los dientes más visibles. En lo que se refiere a su material, se tratan de unas microcarillas de una cerámica muy fina y elegante, pero a su vez muy resistente y con una porosidad prácticamente inexistente. Dicho de otro modo: no pierden color ni brillo con el paso del tiempo, y eso es mucho decir, teniendo en cuenta que su vida media alcanza fácilmente los 15 años.
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