En cuanto a la lucha contra el cambio climático, Taiwán se ha comprometido a combatirlo con un plan para emisiones netas de carbono cero para 2050 y la implementación de políticas para ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Como la 22ª economía más grande del mundo en términos de PIB y el mayor productor de semiconductores, Taiwán desempeña un papel clave en las cadenas de suministro mundiales. Y como defensor de la democracia, Taiwán trabaja para salvaguardar el status quo en el Estrecho de Taiwán y el orden internacional basado en reglas.
Ahora más que nunca, la creciente intimidación retórica y militar de China, intensificada con las maniobras militares que realiza en torno a Taiwán, está poniendo en peligro la paz y la estabilidad regionales, con el consiguiente impacto en la seguridad y el bienestar del mundo. Por tal motivo, el Gobierno de Taiwán quiere recordar a la ONU que todas las personas, incluido el pueblo de Taiwán, merecen ser escuchadas y ser parte del esfuerzo colaborativo para abordar tales desafíos.
Como miembro responsable de la comunidad internacional, Taiwán también trabajará junto con países de ideas afines para defender la paz y la estabilidad en la región, cumpliendo con sus responsabilidades internacionales, comprometiéndose activamente y contribuyendo con la comunidad internacional.
Negar la participación en la ONU de quienes tienen la capacidad de contribuir es una pérdida moral y material para el mundo, y resulta por ello necesario que la ONU considere a Taiwán como lo que es: un socio valioso y digno, dispuesto y capacitado para cooperar y contribuir a la sociedad internacional.
Por todo ello, el Gobierno de la República de China (Taiwán) considera que ahora es el momento de que la ONU dé la bienvenida a Taiwán y que, haciendo justicia con los 23,5 millones de taiwaneses, le otorgue el sitio que merece dentro de esta organización internacional para que todos los países puedan trabajar conjuntamente por el bien mundial.