La política exterior activa y pragmática llevada a cabo bajo el liderazgo del Presidente Shavkat Mirziyoyev refuerza sin duda el papel y la autoridad del país no sólo en la región, sino también a escala mundial, potenciando su impacto en los procesos internacionales.
Durante la presidencia uzbeka de la OCS se han celebrado más de 80 actos en todos los ámbitos de la cooperación.
Se han firmado más de 30 documentos como resultado de los amplios actos celebrados en el marco de la cumbre.
Sin duda, uno de los principales objetivos de la cumbre de Samarkanda es seguir ampliando la OCS. Se espera que en el marco del Consejo de Jefes de Estado se firme un memorando de compromiso de Irán para alcanzar el estatus de miembro de la OCS.
Otro documento importante que se está preparando para su adopción es el Plan de Implementación Global del Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación a Largo Plazo de la OCS para 2023-2027.
La superioridad de la política exterior de Uzbekistán se manifiesta en el hecho de que las iniciativas presentadas en el seno de la OCS, en particular las destinadas al desarrollo sostenible de la región, responden plenamente a los intereses nacionales de los países miembros. Por lo tanto, estas iniciativas cuentan con un amplio apoyo de todos los Estados miembros de la OCS.
De hecho, el trabajo realizado bajo la presidencia uzbeka de la OCS ha enriquecido las actividades de la Organización con proyectos concretos y eficaces, nuevos e importantes.
Esta Cumbre es relevante por varias razones. En primer lugar, porque esta organización, como recuerda el presidente uzbeko Shavkat Mirziyoyev, no es un bloque defensivo contra nadie; no es una alianza militar contra Occidente, sino un foro de cooperación regional para abordar los principales problemas que afectan a Asia Central y a las superpotencias que la rodean.
En segundo lugar, la Cumbre no se centra en Rusia, sino en Samarcanda, considerada tradicionalmente el centro de la Ruta de la Seda, que unió comercialmente a China y Europa y dejó un legado de sabiduría y tolerancia.
Esto es lo que Shavkat Mirziyoyev llamó "el espíritu de Samarcanda", donde se está construyendo un mundo unido e indivisible en lugar de fragmentado, donde están surgiendo nuevas relaciones entre los países, basadas no en la superioridad de nadie, sino en la cooperación entre todos, ya que todos se necesitan.
Según él, "sólo hay una manera de salir de la peligrosa espiral de problemas en el mundo interconectado en el que vivimos hoy en día: mediante el diálogo constructivo y la cooperación multilateral basada en la consideración y el respeto de los intereses de todos.
El lema del líder uzbeko es muy poderoso en este sentido: "La OCS es fuerte si cada uno de nosotros es fuerte".