Mejorar en este aspecto debe ser una apuesta máxima, trabajando con estrategias de gestión que acerquen tanto recursos humanos como técnicos a los centros sanitarios. En este sentido, se pueden tener en cuenta, por ejemplo, los equipos de diagnóstico por imagen ultra móviles, como los que ya podemos encontrar de ultrasonidos que caben en un bolsillo o de rayos x portátiles que ni si quiera necesitan estar conectados a una fuente de electricidad en el momento en el que van a ser utilizados. ¿Imaginan el valor que aportarían en los pequeños centros de salud de los pueblos y los traslados que evitarían a hospitales de referencia?
No obstante, también encontramos carencias relacionadas con la seguridad del paciente en las grandes ciudades. En estos casos no siempre es fácil conseguir la realización de pruebas que garanticen una mayor comodidad y seguridad para determinados pacientes, como ocurre con las resonancias magnéticas abiertas. Unos equipos cada vez más sofisticados y precisos, recomendados para niños, personas con movilidad reducida, con problemas de obesidad y para aquellas personas que tienen poca o nula resistencia a los espacios cerrados y angostos.
Las nuevas tecnologías permiten pruebas muy poco invasivas por ejemplo en las vías biliares, ayudando en definitiva, a tener una mejor visión y seguimiento de las enfermedades hepáticas, así como del estado de esta región del aparato digestivo antes y después de llevar a cabo un trasplante, o cualquier otro tipo de cirugía, por ejemplo, para extirpar un tumor.
Tampoco podemos dejar de lado innovaciones que han ido surgiendo en el campo del cribado del cáncer colorrectal o el de mama. Hay diversas herramientas que pueden ayudar a los profesionales de la oncología a dar con la terapia adecuada para cada caso: las plataformas de diagnóstico genético; la biopsia líquida; y, sobre todo, las técnicas de diagnóstico por imagen.
Las últimas innovaciones técnicas, ya disponibles, han mejorado también en cuestión de usabilidad para los técnicos, de radiación cada vez menor tanto para el profesional como para la paciente y de comodidad para los y las pacientes, en el caso de las mamografías. O con una mejor efectividad en el caso de la detección y eliminación de pólipos en las colonoscopias.
¿Por qué no apostar por la innovación en estos ámbitos de manera generalizada? Atendiendo no sólo al uso de la alta resolución de las imágenes y su carácter digital, sino también a la incorporación de inteligencia artificial (IA) y del uso asociado de los datos del paciente.
Merece la pena seguir innovando e investigando, pero sólo sabiendo que esa labor va a servir para mejorar la seguridad y la calidad asistencial de los pacientes. Es un compromiso, recogido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que tenemos que mantener para generar impactos beneficiosos en la sociedad.
No olvidemos que mejorar la salud de las personas nos ayuda además a fomentar economías más dinámicas y sostenibles, capaces de crear empleo y riqueza que, a su vez, aportan nuevos servicios y productos con un valor añadido que mejorarán nuestras vidas.
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