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ESPAÑA: POCA INVERSIÓN EN IA

Inteligencia Artificial en España: mucho por cambiar y mejorar

Inteligencia Artificial en España: mucho por cambiar y mejorar
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· Por Pablo Sanz Bayón, Profesor de Derecho Mercantil en ICADE

By Pablo Sanz Bayón
lunes 14 de noviembre de 2022, 06:39h

España se enfrenta a un estancamiento tecnológico y a una infrautilización de sus recursos digitales. Si no se corrige el rumbo, esto podría suponer la antesala de una crisis tecnológica que se transmita al desempeño y rendimiento general de su economía en un contexto global de negocios disruptivos con tecnologías emergentes, digitalización exponencial y masiva y un entorno de competitividad máxima, en lo que se ha dado en llamar “Cuarta Revolución Industrial”. La economía española, lastrada por la ineficiencia de una Administración Pública atrasada y obsoleta, tanto a nivel central como autonómico, podría revertir esta situación si el gobierno reacciona a tiempo, efectuando reformas estructurales y ampliando y dinamizando la inversión en tecnología digital, desde la colaboración con el sector privado más puntero, y en particular, en el campo de la Inteligencia Artificial, cerrando las brechas socioeconómicas y tecnológicas que se han abierto ya por no haber detectado en su debido momento las necesidades más prioritarias de la economía nacional y de las empresas españolas.

Todo diagnóstico debe comenzar por establecer el punto de partida en el que nos encontramos, a partir de los datos del mercado o del área concreto de análisis y desde un enfoque relativo y comparado. España está situada en el puesto número 25 en el ranking global del estudio “Government AI readiness”, el cual refleja la capacidad de innovación de cada país a la hora de aplicar la inteligencia artificial (Oxford, “Government AI Readiness Index 2021”, Oxford Insights, 2021). El estudio expone que las áreas más necesitadas de mejora por parte de España son las infraestructuras de telecomunicación y el desarrollo de habilidades digitales de innovación, tanto en el sector privado como en el público. Adicionalmente, puede señalarse que la economía española está en una situación de inferioridad respecto del resto de países europeos en cuanto a la creación de startups dedicadas a la IA.

Asimismo, como un informe de la OCDE ha mostrado, España tan solo invierte un 3% en startups dedicadas a la IA, mientras que otros países de nuestro entorno, como puede ser Francia lo hace invirtiendo un 13 %, o el Reino Unido con un 55% (Villas, M., “La situación de la inteligencia artificial en España”, Immune Institute, 2019). De hecho, en 2020, España invirtió una media de 144 euros por habitante, la mitad de lo que invirtió Bélgica y menos de un tercio de la cifra correspondiente en Alemania, situando a nuestro país como el que más gasto público ha recortado en I+ D en los últimos diez años (Eurostat, “How much money does your government allocate for R&D?”, 2021). Asimismo, España está por detrás de sus pares europeos en cuanto a inversión en I+D+i y a la creación de negocios en los que se aplique la IA ligada a las TIC y la conectividad de estas o el potencial de las actividades laborales en las que se desarrollen tareas con el uso de la IA (Lloret, J., “Estrategia española de I+D+i en inteligencia artificial”, 2019).

Los datos referidos indican que existe un acuciante problema en cuanto a la escasa aplicación de la IA en la economía española y la obstrucción o falta de visión de los gestores públicos para crear dinámicas de colaboración con el sector privado que posibiliten diseñar, producir y distribuir esta tecnología punta en las empresas y que sus ventajas redunden a los usuarios y sociedad en general. España está volviendo a perder otro tren para modernizarse, el enésimo en su historia. La causa de que España invierta menos en I+D+i que el resto de los países de su entorno económico es multifactorial, pero cabe apuntar a una razón de bastante peso que se debe principalmente al tamaño de las empresas españolas y a la falta de financiación pública. En lo que respecta al tamaño de las empresas, la mayoría se pueden caracterizar como PYMES. Éstas tienen una menor capacidad que las empresas grandes de disponer de recursos para invertir en I+D+i y además están menos presentes en mercados internacionales. Se ha hecho muy poco desde el Estado para potenciar la integración de empresas y la promoción de proyectos colaborativos. Debemos recordar que las empresas son el factor esencial para impulsar el crecimiento económico y que, si no están dotadas de recursos y son poco competitivas, difícilmente se conseguirá mejorar la economía española (Vázquez Pérez, A., “¿Por qué́ España invierte menos en I+D+i que los países de su entorno económico?”, Universidad Politécnica de Cartagena, 2018).

Por otro lado, las empresas españolas reciben escasa financiación pública, ya que algunos estudios han mostrado que dos tercios de lo que invierten en I+D+i proviene de sus recursos propios y sólo un tercio en concepto de inversión pública. Según el informe COTEC elaborado en 2018, la financiación pública ha disminuido, mientras que la correspondiente a los recursos propios ha aumentado en un 10% en los últimos seis años. De tal manera que las empresas financian sus proyectos en un 80% con recursos propios privados, al mismo tiempo que “uno de cada dos euros destinados a la política de gasto presupuestado no se ejecuta”, según el mencionado Informe COTEC.

Asimismo, un estudio publicado por la consultora McKinsey sobre la brecha digital en Europa reveló que España se encuentra en el último cuartil en lo que respecta a la adopción de estrategias y habilidades de IA en el entorno laboral. Esto refleja la situación grave a la que se enfrenta nuestro país en cuanto al escaso potencial que presenta en el desarrollo de nuevas actividades y habilidades profesionales. El estudio que publicó McKinsey está basado en un conjunto de indicadores ponderados según la capacidad que tiene cada país de impulsar su crecimiento económico. España quedó por debajo de la media de la Unión Europea, con el undécimo puesto, lo que indica una vez más el estancamiento que sufre actualmente la economía nacional en materia digital e innovación (Bughin, J., Seong, J. y Manyika, J., “Notes from the AI frontier tackling Europe’s gap in digital and AI, McKinsey Global Institute, 2019).

En este sentido, los resultados presentados por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), adscrito a la entidad pública Red.es en su primer dossier, “Indicadores de uso de Inteligencia Artificial en las empresas españolas” (Observatorio Nacional de Tecnología y la Sociedad, “Indicadores de uso de Inteligencia Artificial en las empresas españolas”, Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Secretaria General Técnica, 2021) ha arrojado que la IA tiene un escaso nivel de aplicación y adopción en las empresas españolas. Sólo el 9% de las empresas españolas han incorporado sistemas inteligentes. El estudio afirma que el tipo de tecnología más empleada por las empresas que cuentan con sistemas inteligentes es el análisis de Big data, mediante técnicas de aprendizaje automático (4% de las empresas españolas la utilizan), seguido del 3% de empresas españolas que usan robots de servicio capaces de operar en medios que requieren interacción con personas y objetos. Finalmente, el 2% de las empresas españolas con IA la usan en forma de asistentes de conversación chabots. En el caso de las PYMES, se indica en el estudio que el 91% no utilizaron ningún sistema de IA.

El Gobierno de España ha considerado un elemento fundamental impulsar la IA, a través del proyecto España Digital 2025, de julio de 2020, en consonancia con el trabajo ya iniciado por la Agenda del Cambio sobre Economía del dato e IA, de 2019. Se considera que el desarrollo de esta tecnología es una herramienta imprescindible para mejorar el modelo productivo e impulsar la economía española. Para ello, en 2020, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital elaboró la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial, para dar respuesta al compromiso de la UE de impulsar esta tecnología, conforme a la “Agenda Digital para Europa”, la “Estrategia IA para Europa” (2018), el Plan Coordinado de la IA (2019-2027) y el Libro Blanco sobre IA de la Comisión Europea (2020). De ese modo, en línea con las directrices fijadas por la UE en cuanto a inversión e innovación, la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial, ya en curso, pretende llevar a cabo hasta 2025 el objetivo de conseguir la transformación de los sectores económicos mediante una colaboración público-privada.

El problema de estas iniciativas es que se focalicen solamente en estándares administrativos, en legislación y burocracia, y no en una efectiva creación de riqueza a través de tecnología diseñada por empresas nacionales o europeas. El riesgo está en que toda esta iniciativa estatal se quede sólo en documentos muy ambiciosos y técnicamente perfectos, pero sin una realidad tangible para los ciudadanos y las empresas. Quizá España pueda contar con una regulación tecnológica exhaustiva, incluso modélica, pero sin un enfoque realmente práctico para que la tecnología y los nuevos servicios basados en IA lleguen a las empresas y los usuarios españoles. A este respecto, convendría tomar nota de las propuestas de ciertos trabajos de expertos que han trazado el rumbo para que España aproveche exitosamente las nuevas oportunidades en este sector, y se pueda poner al nivel de los países líderes, como es el trabajo de Iglesias Rodríguez, E., García Zaballos, A., Puig Gabarró, P. y Benzaqué, I., “Inteligencia artificial: la gran oportunidad del Siglo XXI: documento de reflexión y propuesta de actuación”, 2020.

Hasta el momento, la inversión específica en IA que se ha realizado es muy escasa. De hecho, del dinero que va a recibir España de los fondos europeos Next Generation, el Gobierno de España solo pretende invertir un 0,7 % en IA, lo que apenas supone un total de 500 millones de euros (Pérez, E., “En qué se va a gastar España el dinero de Europa: transporte, 5G y digitalización, así se reparten los 70.000 millones de euros del Plan de Recuperación”, Xataka.com, 2021). Una cifra a todas luces decepcionante para la tecnología más disruptiva de nuestra época, e inferior si la comparamos a la inversión de otros países del entorno. Por todo ello, a pesar de las grandilocuencias de los documentos oficiales, en la práctica no hay una translación material para un verdadero impulso de la IA que permita la incorporación de sistemas inteligentes y herramientas de ciencia de datos en las empresas españolas. ¿Hasta cuando seguiremos con la disonancia entre las palabras oficiales y la realidad económica? Queda mucho por cambiar, reformar y mejorar.

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