Para la capital de España, carecer de cuentas hará peligrar los recursos nominativos de muchas entidades sociales que se encargan de las personas más vulnerables de nuestra sociedad, pondrán muy complicada la recepción de fondos europeos y —lo más grave— dejará sin efecto la rebaja impositiva de 120 millones de euros en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) prevista, una inyección de dinero necesaria para los ciudadanos que están sufriendo los efectos adversos de la inflación. Sin lugar a dudas, esta extraordinaria y anómala situación perjudica a todos los que vivimos en Madrid.
En la última rueda de prensa anual posterior a la Junta de Gobierno, que tuvo lugar el 29 de diciembre, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida consideró que “es un fracaso de la política, en general, que la ciudad no tenga presupuestos para el año que comienza” y asumió su responsabilidad, una posición autocrítica que se contrapone al balance triunfante y poco realista realizado hace sólo unos días por el presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Señaló también que algunos grupos, como Vox y el PSOE, ni siquiera se quisieron sentar a negociar, una actitud que consideró “irresponsable”. En cualquier caso, garantizó que Madrid “continuará siendo la locomotora de España”, puesto que es la única ciudad que ha recuperado los niveles económicos previos a la pandemia y aseguró que, por primera vez desde 2019, Madrid es mirada internacionalmente con confianza y optimismo. “Este crecimiento, sostenido en el tiempo, se ha hecho sin renunciar a nuestras notas esenciales de ciudad: los barrios y los distritos. La libertad, la tolerancia y la acogida”. —Puntualizó el primer edil—.
Mas dura, si cabe, fue la vicealcaldesa, Begoña Villacís que acusó a Vox de “no trabajar por los madrileños, sino por sus propios y mezquinos intereses ya que ni siquiera presentaron una sola enmienda a los presupuestos ni respondieron a los correos electrónicos que se le mandaron”. Aprovechó, seguidamente, para sacar pecho de su labor en el ejecutivo de coalición. “El proyecto liberal es más necesario que nunca”. —Concluyó—.
Desde la oposición, Rita Maestre, de Más Madrid, acusó a Martínez Almeida de ocuparse sólo de los asuntos internos del PP y descuidar a los madrileños, cuando ella mismas abandonó el citado pleno de Cibeles para ser proclamada candidata por su formación en un mitin de partido.
Mar Espinar, más ocupada en ver qué lugar ocupará en la lista que encabezará la todavía ministra, Reyes Maroto, espetó al alcalde: “¿Para qué quiere usted presupuestos, sino tiene ningún proyecto para Madrid?”. Eso sí, no ofreció ninguna alternativa creíble y reivindicó la acción de gobierno de Pedro Sánchez, que cada vez que puede reniega de la tierra que le vio nacer porque le es adversa electoralmente.
José Manuel Calvo, de Recupera Madrid, se atrevió a decir que el gobierno de Manuela Carmena fue el que más dinero presupuestario ejecutó —concretamente, según sus propias palabras, citó el año 2016—, cuando los propios datos de transparencia del Ayuntamiento de Madrid le desmienten. La administración Carmena, ciertamente, fue la que mayor deuda quitó al consistorio ya que los niveles de ejecución de los presupuestos bajaron a niveles muy elementales, fruto de no entender muy bien cómo funciona la administración pública.
Vox, finalmente, volvió a poner condiciones inasumibles para un pacto con el gobierno municipal, como la derogación de las zonas de bajas emisiones, algo que no se puede hacer ya que contraviene el derecho europeo. Pero ellos no creen en la Unión Europea ni en las autonomías, y así se encargaron de repetirlo sus concejales y su portavoz, Javier Ortega Smith.
Como la inmensa mayoría de ciudadanos, pienso que esta teatralización barata y vulgar de la política —convertida en politiqueo o política cotillón— tiene un único perjudicado: el pueblo de Madrid. Nos merecemos unos representantes que estén a la altura de las circunstancias.
Por tal motivo, a cinco meses de unos cruciales comicios, iniciaré, con el mayor rigor posible, una serie de artículos donde analizaré, distrito a distrito, el estado actual de Madrid y su prominente futuro ya que para mí no sólo es la ciudad en la que vivo y de la que he publicado más de treinta libros. Es, con rotundidad, mi lugar en el mundo. ¡Y con eso no se juega!