Hacienda tiene los números mes a mes de lo que sucede en las grandes empresas y trimestre a trimestre lo que sucede con las pequeñas y mediana empresas en sus declaraciones de IVA e IRPF y, por lo tanto, sabe perfectamente la tendencia que está teniendo los beneficios empresariales de cada uno de los grupos.
Seguir pretendiendo incrementar los ingresos por el impuesto de sociedades, cuando sabes que los beneficios están cayendo, es quitarle el dinero a corto plazo a las empresas para tener que devolvérselo después.
Eso es lo que ha estado sucediendo durante todo el año 2022.
Primero, acusando a los empresarios de ser culpables de la inflación.
Segundo, amenazando con inspecciones fiscales ad hoc para ver si se estaban lucrando de forma excesiva,
Tercero, amenazando con medidas coercitivas, como inspecciones de trabajo, simplemente porque pensaban que los costes energéticos no se estaban trasladando a los precios, sino que servían para ganar más dinero a costa de los consumidores.
Pero llegan las declaraciones mensuales y trimestrales y empiezan a detectar que se vende menos y que, a pesar de haber subido menos los salarios que la inflación, las empresas empiezan a dar síntomas de agotamiento e incluso de desaparición (simplemente hay que recordar el índice de quiebras que publica Eurostat). Por lo tanto, los ingresos del estado empiezan a no subir de la misma manera que subían, sobre todo en el IVA, que es donde primero se notan las repercusiones y después en la estimación de los beneficios empresariales.
Para que veamos correctamente lo que está pasando voy a poner los datos de la recaudación de los 3 últimos años en el mes de enero.
En el 2021, podemos ver el ejemplo claro de lo que pasó con el Impuesto de Sociedades. Durante el 2020, los beneficios empresariales bajaron a consecuencia de la pandemia, el gobierno lo sabía, el ministerio de Hacienda no solo era consciente, sino que se aprovechó de ello y recaudó 4.273 millones de más de los bolsillos de los empresarios que, además, tenían prohibido quebrar por decreto ley, el mayor de los absurdos en una economía de mercado.
En enero de 2021 hubo que regularizar el exceso cobrado y se devolvió. En cualquiera de los casos, cuando se devuelve es una alegría para los empresarios, pero algunas veces ya no para todos, porque algunos, aunque la ley les prohíba cerrar, simplemente lo han hecho, aunque oficialmente no lo hayan comunicado.
En 2022 siguen recaudando también más, aunque como es un año de recuperación se nota menos y en enero del 2022 se devuelve menos y la cifra se queda en 2.755 millones.
En cambio, en enero de 2023, ha sido tal la exageración de lo pretendido recaudar que hay que devolver 5.927 millones que hace que los impuestos directos caigan un 11,2% a pesar de la recaudación extraordinaria que sigue suponiendo el IRPF, que ha llegado a 15.683 con un crecimiento del 12,7%, con respecto a 2022.
Donde se nota el efecto de la bajada del IVA de los alimentos, pero sobre todo, el parón del consumo es en la recaudación del IVA que cae un 1,5% y es el tercer mes consecutivo en que se recauda menos que el año anterior a pesar de que la inflación subyacente en enero era de un 7,8% y los precios de los alimentos estaban por encima del 16%.
Así tenemos que, en los impuestos indirectos, en enero se recauda también menos que en enero de 2022 con una caída del 1,6%. Los impuestos especiales, a pesar del impuesto a los plásticos que ha recaudado 1 millón de euros, no se me rían queridos lectores, si han leído correctamente, 1 millón de euros es lo recaudado en el mes de enero como impuesto especial a los envases de plástico. El resto de los impuestos prácticamente ha sido igual que en el 2022, menos el de hidrocarburos, que ha caído en 13 millones por la bajada de los precios de la gasolina comparada con la misma fecha del año anterior y eso que los 20 céntimos de ayuda desaparecieron en diciembre.
En definitiva, por culpa de la excesiva voracidad recaudatoria, enero ha sido un mes que a las arcas de hacienda le han entrado un 7,5% menos de ingresos que equivalen casi a 1.500 millones de euros.
Sin duda para el gobierno esta es una muy mala noticia, porque con los presupuestos que se ha planteado de gastos e ingresos, estos últimos no vayan bien, significa que, si sigue gastando al mismo ritmo, nos va a endeudar mucho más de lo esperado, como así está sucediendo. A finales de marzo solo la Administración General del Estado, ha tenido que pedir prestados a los mercados 34.000 millones de euros más.
Conclusión, la ministra de Hacienda tiene un grave problema, puede seguir llamando “txiqui” a quien quiera y creerse la más cercana al pueblo, pero su trabajo que es tener limpio el corral del gobierno lo tiene que huele a falta de liquidez.