Y es que, denuncia Scott, The Citizen Lab y Amnistía Internacional se retroalimentan en sus informes sobre espionaje, unas prácticas "cuestionables" que "desafían la idea del escrutinio independiente y la imparcialidad". Advierte que las dos organizaciones "tienen un historial preocupante de autorreferencias y validación circular, lo que plantea dudas sobre su credibilidad y objetividad".
En el caso de las acusaciones de espionaje de Omar Radi, The Citizen Lab y Amnistía Internacional "apoyan y refuerzan las acusaciones del otro, estableciendo un patrón claro de validación circular", según el especialista en Pegasus.
Scott defiende que la metodología y el personal compartido por ambos resta credibilidad a la investigación, así como la falta de un "enfoque científico sistemático y replicable" en la investigación. Scott critica, además, la falta de pruebas y la demora de Aministía Internacional a la hora de responder a las peticiones del gobierno marroquí en dicho caso.
"Las “metodologías” cuestionables de Amnistía y The Citizen Lab exigen un enfoque más crítico y una evaluación exhaustiva de sus prácticas para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas en el campo de la vigilancia digital y derechos humanos", concluye Jonathan Scott.