En la peor de las hipótesis imaginemos que los 31 diputados de SUMAR y la mitad del PSOE (60 diputados) se pasaran a las filas secesionistas, aun así, quedaría una aplastante mayoría absoluta de 232 diputados españolistas, es decir, el 66% de la Cámara.
Por tanto, es absolutamente irracional que la gran mayoría de los españoles estemos suportando el chantaje secesionista y poco a poco cediéndoles competencias, instituciones y financiación pública, todo lo cual contribuye al crecimiento del secesionismo, al debilitamiento de la españolidad, a la desigualdad de los españoles y al olvido de la imprescindible solidaridad interterritorial y nacional.
Feijoo ha fracasado en su investidura al contar únicamente con el apoyo de los 33 diputados de VOX y de los diputados de UPN y CC. No ha conseguido la mayoría absoluta ni tampoco la mayoría simple, habiendo sido rechazado por una mayoría absoluta de 177 diputados en la segunda votación.
Entra de nuevo en aplicación el artículo 99 de la Constitución, según el cual “el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno” La lógica sugiere que, vistos los resultados de las votaciones y salvo que haya un cambio radical respecto a las consultas anteriores que llevaron al Rey a proponer a Feijoo como candidato, el Rey deberá proponer ahora a Sánchez como nuevo candidato.
Obviamente, a tenor de las declaraciones presentes de Sánchez y de su comportamiento en el pasado, a éste no le va a temblar el pulso y prometerá conceder (¡ojalá me equivoque!) cualquier cosa para ser investido presidente, lo cual lo llevaría al Gobierno de España ya comprometido con graves concesiones al chantaje de los secesionistas.
¿Qué cabe hacer? En fecha 30 de julio, en este medio, sugerí esta opción, “A Feijoo le queda proponer un Gobierno de Concentración Nacional” Días después, ante la previsible falta de realismo del PP ya que los números no daban, el 3 de agosto, también en este medio, publiqué “¿Y si VOX tomara la iniciativa?”, en el cual sugerí que VOX no dejara solo al PP y que le ofreciera apoyar ante Sánchez la idea de un Gobierno de Concentración Nacional. Parece que Feijoo le sugirió a Sánchez la propuesta de que gobernaran dos años cada uno, la cual Sánchez rechazó.
Ahora, por patriotismo les queda tanto al PP como a VOX una carta: ofrecer a Sánchez su abstención para que pueda ser investido por mayoría simple, con la condición de que no ceda al chantaje secesionista. No es una propuesta fácil, pues implica que ambos partidos que totalizan 170 diputados tengan que abrir la puerta a un presidente que podría hacer un gobierno en solitario del PSOE, con apenas tan solo 121 diputados. Pero, ¿no valdría la pena si con ello Sánchez rechazara el chantaje secesionista? En la Cámara se opondrían a Sánchez los 26 diputados secesionistas y si acaso los 31 de SUMAR, es decir 57 diputados.
Feijoo ya ha insinuado ayer que no se abstendrá ante la probable investidura de Sánchez. Creo que sería oportuno que reflexionara e incluso que Abascal, públicamente para no dejarle sólo con el marrón, dijera que “por España, hacer una cesión así a un Gobierno en solitario de Sánchez merecía la pena”.
Una gran ventaja de esta solución consiste en que abriría la puerta a volver al espíritu de reconciliación y convivencia que inspiró la Constitución de 1978 y a pactos de Estado de gran calado. Obviamente con ello, también las promesas incumplidas y las mentiras de Sánchez serían olvidadas y Sánchez podría pasar al futuro como un ejemplo de que restaurar los errores y las faltas es lo que hace grande a un político y lo que llena de optimismo el futuro de España.
Las probabilidades de que esto ocurra son muy escasas, pero darían lugar a que, el PP en primer lugar, pero también VOX, y quienes apoyaran esta oferta a Sánchez, dieran un ejemplo de patriotismo y de sentido común que sería muy bien recibido por la ciudadanía que, cada vez más, considera que los políticos están más preocupados por permanecer en el cargo y mantener sus prebendas que por cooperar a construir una España de convivencia democrática, de orden y progreso.