Hay buena sintonía en las miradas que cruzan el rey y la reina, y se observa el suspiro de alivio de la reina Letizia al ver a Leonor desfilar. Hay en ambos gestos de cercanía en sus rostros en señal de centrar sus emociones en la atmósfera de solemnidad que envuelve el ambiente.
En el discurso de Felipe VI se observa la voz temblorosa en determinados fragmentos, fruto de la emoción y la continuidad del juramento que en su día realizó él, que se convierte en firmeza a medida que avanza la alocución. Las emociones se proyectan en la voz, sin posibilidad de poderse evitar, si no es a través de una respiración controlada a través del diafragma.
La escenografía del acto, cargado de simbolismo, está en consonancia con el uniforme de gala del Ejército de Tierra que viste la princesa y los cadetes, que dan más relieve a la situación y forman parte del conjunto de detalles no verbales, ni gestuales, entroncados con la uniformidad del código de la vestimenta, que en estos actos toma especial relieve”.
Julio García Gómez es analista de expresión verbal y gestual de la Fundación Casaverde. Licenciado en Ciencias de la Información. Universidad Complutense de Madrid. Formación internacional en NAB Atlanta (EEUU) y MIDEM de Cannes (Francia). Docente de habilidades de comunicación y expresión.