Usted llegó a estar en cárcel de forma preventiva. ¿Cuántos días permaneció en Soto del Real?
La pesadilla empezó el 14 de noviembre, en un día que iba a comer con una amiga para celebrar nuestro cumpleaños, que había sido en los días previos y terminó el día 21 de diciembre, justo antes de la Navidad. Es decir, que duró un poco más que el tiempo de Adviento del año 2007.
«En un macrojuicio todo es muy espectacular, pero se investiga sin objetividad, porque el guion se encuentra predeterminado»
En su libro no solo cuenta su experiencia personal. Habla de la cantidad ingente de personas en espera de juicio. ¿Qué porcentaje de los presos preventivos acaban siendo declarados inocentes, como fue su caso?
En el libro, si bien cuento mi experiencia personal, he intentado que sea algo más, acercándolo a un relato detallado y objetivo de la realidad que pude constatar en el mundo penitenciario, y como resumen diré que menos reinserción encontré de todo.
El libro consta de tres partes y también es un testimonio de las instrucciones mediáticas de nuestros días y de lo que puede ser un macrojuicio, y de su lentitud. Todo es muy espectacular, pero se investiga sin objetividad, porque el guion se encuentra predeterminado. Los delitos cuando existen, precisan de una mirada experta, que con el bisturí vaya reduciendo los hechos a lo esencial para encajarlos en el tipo penal, pero no casan con el ruido, ni tampoco precisan de la creatividad con la que cuando no hay nada o muy poco, se utiliza para dar cuerpo delictivo a lo que no lo es. En este proceso todo era antiguo y muy básico. He leído otros libros como el de Sandro Rosell para poder escribirlo, y hay muchas coincidencias.
Y respondiendo a su pregunta le diré que no existen estadísticas porque el Ministerio de Justicia no hace la labor de recopilación necesaria, y esto en el mundo de la tecnología, la digitalización y la inteligencia artificial. Pero, aunque carezco de dichos medios, buceando en las Resoluciones del Consejo de Transparencia, en el que constan peticiones de información sobre responsabilidad patrimonial por esta causa, he podido averiguar que más de un 20% de las personas que sufren prisión provisional luego son declaradas inocentes.
¿Qué es lo peor de la cárcel? ¿El frío? ¿Los compañeros? ¿Los funcionarios de prisiones? ¿La sensación de impotencia?
Para mí fueron sobre todo los dos últimos. La sensación de impotencia es infinita especialmente cuando sabes que es un atropello y que son las endiabladas circunstancias las que han jugado en tu contra. En mi caso se unía el secreto del sumario porque desconocía absolutamente de qué me acusaban, o cuáles eran mis supuestos crímenes, y esta situación se prolongó durante meses.
De los funcionarios de prisiones tampoco tengo una opinión positiva, si soy sincera es mejor olvidarlos. Naturalmente existen excepciones, pero los que yo conocí eran gente con escasa formación y llenos de prejuicios. Disfrutan de su ridículo poder dando órdenes y considerando a todos culpables, mucho más si te acusan de corrupción. Piense que están tan encarcelados como los propios presos y en general carecen de espíritu de superación. Me dicen que los puestos de médicos para las cárceles no se cubren y no me extraña. No percibí buenas relaciones entre los funcionarios de prisiones, y los educadores, psicólogos, abogados etc. A poco que les tirabas de la lengua, su opinión no era tampoco favorable. Tener poder cuando se carece de formación, es una combinación complicada.
«Más de un 20% de las personas que sufren prisión provisional luego son declaradas inocentes»
En su caso el juez hizo una instrucción que deja mucho que desear. ¿Puede señalar los principales defectos?
Le gustaba la fama y el espectáculo, mi impresión es que quería trepar y escalar a mejores puestos. Un buen juez, tiene que ser una persona discreta y trabajadora, que muchas veces no lo pasa nada bien porque está entre papeles todo el día y tiene un trabajo complicado, al que no llega, con decisiones difíciles. Pero en este caso, le gustaban los titulares, salir en la televisión, y, en fin, ser mediático. Y en mi opinión, todo ello no son condiciones para adquirir sabiduría y tener un juicio independiente y equilibrado.
Terminó expedientado por el Consejo General del Poder Judicial e intuyo, por lo que ha llegado a mi conocimiento, que se le aconsejó una retirada para no ir a mayores. De hecho, dejó la carrera judicial y no pidió una excedencia.
¿Por qué fueron a por personas como usted?
Pues no me cabe duda que en este proceso había algo más que luchar contra unas corruptelas de algunos funcionarios, que además eran de sobra conocidas y con un modo de operar muy anticuado. Gobernaba Ruiz-Gallardón y la Alcaldía de Madrid era un bastión inexpugnable para la izquierda. Se trataba de utilizar algún medio para mancharlo. Mi condición era de asesora, aunque soy funcionaria de carrera, y junto a mi jefe, éramos los funcionarios con mayor nivel y se cotizaba por nosotros como altos cargos. Estábamos en un Departamento con competencias con los expedientes problemáticos.
«Como no pertenecía ningún partido, aunque fuese asesora con el PP, todos estaban dispuestos a mandarme a la guillotina»
¿Cómo se portó el Partido Popular con vosotros, que fuisteis apresados indirectamente debido al PP?
Pues muy mal, pero eso es agua pasada. No descubro nada si digo que la derecha en estos temas es algo más rigurosa, pero con gran hipocresía. La izquierda es distinta y aunque de cara a la galería se aparta, de alguna forma protege a sus miembros. El ejemplo más claro es ahora el indulto que está promoviendo el Gobierno a los condenados de los eres de Andalucía, que crearon hasta una partida presupuestaría nueva para hacer los pagos.
Pero en mi caso, como no pertenecía ningún partido, aunque fuese asesora con el Partido Popular, todos estaban dispuestos a mandarme a la guillotina y los palos de ambas partes estaban asegurados.
Suponemos que su vida no ha vuelto a ser la misma después de este episodio. ¿En qué le sigue afectando? ¿Tiene pesadillas?
No tengo ninguna pesadilla y dormía y duermo perfectamente. Estaba totalmente segura de mí, aunque aquello fue complicado de gestionar y el desánimo era muy fuerte.
Me enfoqué especialmente en trabajar, investigar y estudiar. Y, en fin, ayudar en lo que podía para hacer buenos recursos. Afectó a mi carácter por ser las dificultades con las que me encontré innumerables, era como estar en un hoyo muy profundo del que era imposible salir. Ha sido un proceso de 10 años. La piel se me escamaba y me salían ronchones rojos en la cara de tanta presión, pero afortunadamente no pasé por el hospital como otras personas que conozco, ni tuve que vender mi casa.
Para terminar, ¿qué procedimientos se podrían emplear para que casos como éste no se repitan?
Ya he indicado antes, que creo que el juez sea un buen profesional es fundamental. Si es un jurista con sentido común huirá de la exposición mediática e irá a lo esencial sin agrandar los asuntos. También es importante que el Consejo General del Poder Judicial esté atento, y actúe con prontitud en situaciones anómalas como las que relato en el libro, que por desgracia no son excepciones. Pero después de tantas vicisitudes no soy la persona más adecuada para opinar, pues tengo algunos sesgos.