www.elmundofinanciero.com

Matiz

Matiz
Ampliar

· Por Julio Bonmatí, Observador de masas

domingo 17 de diciembre de 2023, 10:08h
Cuando se desea mucho algo, antes de hacerlo público y sobre todo previamente a exigirlo con vehemencia, hay que pensar detenidamente si cuando finalmente se consiga lo que tanto ahora se quiere, vamos a tener la garantía suficiente de que en un futuro se va a seguir igualmente queriendo lo que se ha conseguido.

Más de uno y una se ha llevado no precisamente una grata sorpresa cuando se ha materializado lo desde tanto tiempo atrás soñado. Pues las consecuencias que acarrea haber conseguido lo anhelado, puede entre otras, colocarte frente a una de las dos siguientes tesituras:

Bien, con algunas probabilidades de retroceder para rectificar, te encuentras ante un “Esto es lo que hay”, donde puedes pensar “Que le den” a la vez que cordialmente respondes “No gracias, cóbrese lo que corresponda”, y das media vuelta.

O bien, sin posibilidad de retroceso alguno, te encuentras ante un “Esto es lo que toca” donde puedes pensar lo que quieras o gustes, pero obligado por la resignación con elegancia solo puedes responder “Si ya no hay otra, ¿Qué le vamos a hacer?” Y para tu condena sin posibilidad de indulto y menos de amnistía, pues en esta situación ni siquiera cabe la opción de pagar y dar media vuelta; deberás esgrimir redaños que vete a saber hasta cuándo lo que toca es fastidiarte, incluso a veces bastante.

Soñar sin ronquido siempre tiene trampa; porque el sueño lo situamos en el paralelo mundo de lo ideal que por su propia definición jamás coincidirá ni siquiera de forma tangencial con el único mundo real que existe. Mientras este último tiene su origen en la selección y evolución natural, el primero sin precisar de mayor razón solo dimana en no pocas ocasiones de la capciosa ilimitada imaginación humana.

Igual por eso lo que frecuentemente al final obtenemos de la ensoñación cuando se produce su escasa posibilidad de materialización realmente resulta ser solo una maldita y desilusionante pesadilla, una de las muchas que se pueden obtener, sin necesidad de adquirir primero boleto ganador, de uno de los muchos ideales mundos que hay para-lelos.

¿Y el matiz? Está en la atención y en el propósito; en lugar de sentarnos como seres pasivos a soñar, emprendamos como seres activos un proceso plausible de realización tras haber investigado su anverso, analizado su reverso y contrastado por completo su alcance y dimensión con los resultados de quien nos precedió en una aventura parecida o semejante; al perseguir un sueño te conviertes en perseguidor y al objeto, el sueño en tanto que constante perseguido irresponsablemente lo dotas de la permanente iniciativa; cuando incoas, tramitas y culminas un proyecto llevas las riendas, conduces y manejas tú todo el rato como sujeto responsable; decides durante la manufactura del procedimiento si sigues las marcas que indica la carta esférica de turno, o te separas del camino señalado en el mapa.

El sueño es vago, difuso, impreciso; y en no pocos casos al vernos atrapados en él lo mejor que puede ocurrirnos es tardar poco en despertar para ir adelantando el propósito. Por algo será que además de dormir y roncar, soñar es la otra acción que se puede hacer sin estar despierto, y por ende sin estar atento.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)
Compartir en Meneame enviar a reddit compartir en Tuenti

+
0 comentarios