www.elmundofinanciero.com

Catarsis

Catarsis
Ampliar

· Por Julio Bonmatí, Observador de masas

domingo 14 de enero de 2024, 09:42h
Cuando sin un concreto motivo estoy con el espíritu revuelto, tengo el ánimo revolucionado y el talante rebelde; y el cuerpo inquieto me pide combate a primera sangre, sin tregua. Cuando me encuentro a disgusto, disperso y desubicado en mi habitual entorno de sobra conocido, sin saber bien la razón ni la causa; y sin tener a mano a nadie con quien cobrarme desquite. Pues nadie nada me debe a este respecto, y todo es o sería, bien lo sé, por activa o por pasiva una cuestión en todo caso acontecida exclusivamente por mi culpa y responsabilidad.

En lugar de pedir hora en el psicólogo, practico la siguiente particular catarsis de manufactura propia.

Me coloco encanallado en la arbitrariedad y prescindiendo de toda justicia justa, busco por las proximidades un conocido babieca cualquiera lo suficientemente cerca para provocarle la ocasión de que alardeando de observador y curioso, primero afirme y luego pregunte:

Tienes la cara mustia ¿Qué pasó contigo? (En su lugar dada la finalidad urdida también me vale oírle decir algo con sentido parecido).

Para concisa y sencillamente responderle:

Primero, que demasiado a menudo pienso excitado en ese momento tanto tiempo ansiado y me digo, por fin hoy toca. La oportunidad se ha materializado. De mi depende cumplir con lo deseado que no es otra que estar a la altura de lo que de mí se espera. Y así previo a salir al proscenio me bullen en la cabeza incontroladas las posibles notas que en breve sonarán acompasadas, para cuando ya toca tañir la guitarra bien no suena melodía alguna, o bien de sonar recuerda patéticamente a una bisagra olvidada de engrasar.

Y segundo en coherencia, acto seguido agacho la cabeza, sintiéndome derrotado y arrastrando los pies abandono el escenario, mientras para mi magro consuelo pienso: es el tiempo de la reflexión, de buscar sin autoengaño las verdaderas causas a los malditos efectos para evitarlas a futuro.

Y cuando todo esto, despachado a gusto vehemente lo dejo dicho; me satisface y espero que a continuación me pregunten: ¿Y con esta diatriba exactamente que me quieres contar? (En su lugar dada la finalidad urdida también me vale oírle decir algo con sentido parecido).

Para ahora poder contestar:

Primero, cierta, exacta y realmente no busco nada concreto, y a mayores me es del todo indiferente lo que hayas podido haber entendido, en todo caso persigo sólo, simple y sencillamente decirlo, para si así te place ahí lo tienes disponible a los meros efectos de lo que tú libremente quieras interpretar.

Y segundo, procedo a rematar, no dejes de recordar que yo estaba aquí aparentemente tan tranquilo antes de que vinieras, y tú motu proprio viniste a afirmar y preguntar; y claro fue oírte juntas las palabras “cara” y “mustia” y no lo he podido evitar; y aprovechando la sanadora posibilidad por ti ofrecida, he sentido inexcusablemente urgente e imperativo liberarme del estrés, arrojando por la borda ese agobiante lastre espiritual.

Y levantando la cabeza al haberme redimido de una carga sentida como censal pero que no tenía identificada del todo, doy media vuelta y pisando fuerte me alejo; y a la vez sin volver la cara, sonriendo, porque nobleza obliga a cumplir con el agradecimiento debido, con voz grave le suelto: muchas gracias por tu perspicacia e interés “aspirante a amigo”, en esta [trucada] carrera de relevos desde este instante si es tu apetencia, para tu aprovechamiento, todo tuyo es el testigo. Y sí, sin dolerme prendas siendo sincero debo reconocer que, aunque nada haya cambiado, me quedo realmente mucho más tranquilo y me digo, fíjate tú en la tontería: ¡Uf, qué alivio!

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)
Compartir en Meneame enviar a reddit compartir en Tuenti

+
0 comentarios