La ejecutiva de JxCat ha respaldado sin ambages las peticiones de Marc Buch y otros regidores del Maresme, comarca situada en la provincia de Barcelona, de expulsar a extranjeros que hayan delinquido en múltiples ocasiones. El mismo Jordi Turull, secretario general de los posconvergentes, ha reivindicado que “se necesita la potestad para decidir al respecto y según qué condiciones”.
ERC, patinando como de costumbre, ha manifestado su xenofobia latente al acusar a los inmigrantes de ser los máximos responsables de que el alumnado catalán se encuentre en la cola de los progresos educativos nacionales, como ha revelado el demoledor informe PISA. Resulta tragicómico que Oriol Junqueras y sus adláteres intenten esconder el fracaso del sistema de inmersión lingüística – “no hablan catalán” ha sido la bochornosa justificación – cuándo los suspensos afectan sobre todo las disciplinas científicas.
Nada nuevo bajo el sol. Cabe recordar que Marta Ferrusola, esposa de Jordi Pujol y “madres superiora” del clan, se quejaba amargamente de que sus hijos no pudieran expresarse en catalán mientras jugaban en algún parque del acomodado barrio de Sarrià-Sant Gervasi. “Todos estos críos únicamente hablan castellano”, afirmaba compungida. De igual manera Quim Torra, “el peor mandatario que nunca hemos tenido” según el periodista Quico Sallés próximo al separatismo radical, en sus escritos lamenta “el avance imparable, voraz y rapidísimo” de la lengua dignificada por Cervantes, García Lorca o Antonio Machado. También despotricaba contra el asentamiento de “bestias con forma humana”, refiriéndose a los migrantes de otros rincones de España.
Pero es la misma ERC quién lista en su historia casi centenaria a los máximos exponentes del supremacismo independentista. Daniel Cardona, los hermanos Miquel y Josep Badía creadores del grupo paramilitar JEREC a semejanza de las camisas pardas del fascismo italiano, o el ex presidente del Parlament Heribert Barrera manifestaron su xenofobia en decenas de ocasiones. El mismo Junqueras redactó un artículo en 2008 negando la ascendencia española sobre el pueblo catalán, “con más proximidad genética a los franceses, italianos y suizos”. Qué pensaría Gabriel Rufián, el jactancioso descendiente de charnegos que lideró la plataforma Súmate, cuyo objetivo primordial es conseguir el voto separatista entre castellanohablantes.
Algunos de ellos son referentes ideológicos de formaciones extremistas que hacen de la cuestión identitaria y lingüística los pilares de su espectral proyecto. Tanto el Moviment Identitari Català (MIC) como su brazo político, Renaixença Nacional Catalana (RNC) surgido en 2019, rinden homenaje anualmente a los citados Badía y Cardona uniformándose y desfilando como tropas castrenses. En las respectivas tumbas entonan cánticos fascistas y exhiben una señalada xenofobia.
Trátense de la agrupación más pintoresca del creciente movimiento supremacista e independentista. Les acompañan el Frente Nacional de Catalunya (FNC), liderado por Jordi Casacubera, Aliança Catalana (AC) presidida por Silvia Orriols y los extremistas de Som Identitaris, a su vez capitaneados por Josep Anglada, fundador de Plataforma per Catalunya. Todos ellos en las municipales de 2023 lograron hacerse con concejalías o pequeños pero significativos ayuntamientos.
El FNC ganó con mayoría absoluta en La Masó y obtuvo dos concejales en Manresa mientras que Anglada volvió a la política institucional en la comarca de Osona. Pero quién dio relativamente la sorpresa fue Orriols, elegida alcaldesa de Ripoll por la incapacidad de los restantes partidos de orquestar un cordón sanitario. Toda su campaña electoral pivoteó alrededor de la cuestión identitaria y la necesidad de impedir la llegada de nuevos migrantes. Cabe recordar que la célula yihadista que atentó en la Rambla de Barcelona en agosto de 2017 tenía su base operativa en esta localidad de la provincia de Gerona. Tampoco es baladí que votaran a Orriols quienes antes siempre se habían decantado por Convergencia i Unió (CiU).
La posibilidad de que trasvases similares acontezcan en los venideros comicios autonómicos inquieta muchísimos a los posconvergentes. Numerosas encuestas vaticinan el ingreso de AC en la cámara regional y la figura de Orriols está consolidándose a velocidad de crucero. Entre sus admiradores despunta el mismo Frederic Bentanachs, impulsor de la organización armada Terra Lliure y ex acólito de Carles Puigdemont.
También en ERC saltaron las alarmas cuándo dos ediles de la Segarra, comarca de la provincia de Lérida, pactaron con AC una moción de censura que despojaría al PSC de la alcaldía de Ribera d’Ondara. El mismo Junqueras se ha apresurado a sancionar a los representantes díscolos y vetar cualquier pacto con “la extrema derecha”. Pero ha sido la misma Elisabet Jové, portavoz del grupo municipal, quién se adelantó tramitando la baja voluntaria de la formación republicana.
La cuestión migratoria también significará los mítines y los debates electorales en el País Vasco. Tanto el PNV como EH Bildu atesoran un largo historial de racismo y xenofobia. Pero quién más ondea la bandera del cierre de frontera son formaciones radicales operativas a escala nacional. No puede ser casualidad que tanto Hacer Nación (HN) como la Asociación Cultural Alfonso I o el recién llegado movimiento callejero Revuelta, próximo a VOX, exhiba contemporáneamente en ciudades como Bilbao, Madrid, Santander o Barcelona y en redes sociales mensajes a favor de una estricta regulación de los flujos y de la polémica “remigración”, o sea la devolución de todos aquellos que ingresan de forma clandestina.
Last but not least, el máximo beneficiario de que similar problemática se enquiste en el debate político y social es Frente Obrero (FO) y su indiscutido presidente Roberto Vaquero. El madrileño lleva un tiempo dando pábulo las más estrafalarias teorías de la sustitución y advirtiendo de la necesidad de regular drásticamente la llegada a España de “miles de sujetos que no quieren integrarse ni asimilar nuestra cultura”.
La anomalía de que un movimiento de extrema izquierda o protocomunista respalde un draconiano control fronterizo ha catapultado a su líder desde el prisma mediático. Vaquero, que hábilmente no rehúye de su pasado sino que lo transforma en munición dialéctica, suele codearse de famosos escritores como Arturo Pérez-Reverte o Ana Iris Simón. Autor de un libro sobre la cuestión migratoria, está siendo invitado en los platós televisivos de Horizonte de Iker Jiménez y entrevistado por diarios como The Objective o E-Noticies.
Hace unos meses FO anunció su participación a los sufragios europeas que tendrán lugar en el mes de junio. Se desconoce si el mismo Vaquero capitaneará la lista electoral, pero al hilo del inesperado éxito municipal – consiguieron casi cincuenta mil votos – no puede descartarse que la circunscripción única le pueda abrir las puertas comunitarias.
El Departamento de Seguridad Nacional, encabezado desde hace unos meses por la general Loreto Gutiérrez Hurtado, en el anuario de 2023 listaba la problemática migratoria entre los asuntos candentes. Toda adjudicación a gobiernos regionales separatistas causaría un grave descontrol y un perjudicial agravio comparativo. Ojalá Pedro Sánchez, el gobernante que convierte lo impensable en realidad, no claudique ante exigencias de partidos que se caracterizan por su radicalismo y xenofobia. Tristemente los antecedentes no juegan a su favor.