El cambio decidido por Pekín revoca los acuerdos previamente alcanzados en 2015 entre ambos lados del Estrecho sobre las rutas aéreas M503, W122 y W123. Ello socava la confianza mutua y el statu quo en el Estrecho de Taiwán, subrayando una vez más la naturaleza autoritaria irresponsable del Gobierno chino.
Dada la posición estratégica de Taiwán, un conflicto en el Estrecho de Taiwán tendría resultados desastrosos no solo para la región, sino también para el resto del mundo, como ha ocurrido con la guerra de Ucrania y con la crisis en el Mar Rojo. Taiwán ocupa un lugar clave en el transporte aéreo civil regional yglobal. Antes de la pandemia, Taiwán (la Región deInformación de Vuelo de Taipéi) prestaba servicios a más de 1,85millones de vuelos controlados y a unos 72 millones de viajerosque llegaban, salían o transitaban por Taiwán.Taiwán es además hoy un actor indispensable en la reestructuración global de las cadenas de suministro, ya que más del 90 por ciento de los chips de semiconductores avanzados del mundo se producen en Taiwán. Cualquier problema en la seguridad aérea de la zona tendría consecuencias impredecibles para el mundo.
Instamos a la comunidad internacional a que preste la debida atención a este asunto y exija a China que negocie con Taiwán para gestionar los riesgos potenciales en la seguridad de la aviación y velar, en definitiva, por la necesaria prosperidad regional y mundial.