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El desafío de Clara Ponsatí

Clara Ponsatí.
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Clara Ponsatí.

· La nueva formación liderada por la economista remueve el tablero político catalán de cara a las elecciones autonómicas de principios de 2025

viernes 08 de marzo de 2024, 08:37h
El 6 de diciembre de 2017 no cabía un alfiler en la sala de conferencias del hotel Husa President Park, entonces de propiedad del empresario catalán Joan Gaspart. El fugado Carles Puigdemont y el ex presidente de la Generalitat Artur Mas apadrinaban el lanzamiento de un nuevo movimiento político que más tarde cristalizaría en Junts Per Catalunya (JxCat), marchita arquitrabe de la tambaleante legislatura que está asfixiando a Pedro Sánchez y al irreconocible Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Nadie quiso perderse el discurso incendiario del gerundense. Mediáticos líderes independentistas se trasladaron a la capital belga para arropar al prófugo. Elsa Artadi, otrora áulica asesora, se fundió en un abrazo con la semidesconocida Laura Borrás, el presidente de la ANC Jordi Sánchez despachaba amablemente con Toni Comín y Jordi Turull agasajaba a Joseba Egibar, histórico mandamás del Partido Nacionalista Vasco (PNV). En las esquina algunos mossos, incumpliendo las órdenes directa de sus superiores, monitorizaban a todos aquellos se aproximaban a Puigdemont deseando una foto recuerdo. El sargento Lluís Escola paseaba nervioso intentando filtrar las solicitudes.

La clase dirigente procuraba no mezclarse con los centenares de radicales que viajaron a Bruselas embaucados por las promesas de una Cataluña independentista. Fuera del edificio otros miles coreaban los nombres de los fugados, ejercicio de calentamiento previa a la masiva concentración del día 7. Solamente una mujer diminuta con pelo canoso y gafas atendía a las muestras de cariño sin rechistar o impacientarse. Clara Ponsatí quería diferenciarse del resto.

La economista, que acompañó al ex alcalde de Girona en su periplo bruselense, no hizo migas con los otros fugitivos. Quienes trataron con ella en aquellos días tan ajetreados la definen como “un espíritu libre (…), la decisión de acompañar al presidente fue instrumental”. Un estrecho colaborador de Puigdemont valoraba su candidatura a las europeas de 2019 como “un brindis al sol, sus ideales nunca han comulgado con los de JxCat o de la antigua Convergencia”. Erika Casajoana, lobista residente en Bruselas, la describe como “una anarquista que promulga teorías económicas de derecha. Siempre ha ido a su bola, y desde que logró el aforamiento se ha desinteresado totalmente del partido… Nunca quiso encajar”.

El 5 de julio de 2023 en una polémica rueda de prensa y ante la mirada ojiplática de Comin, Puigdemont y el letrado Gonzalo Boye criticó un proyecto, el de JxCat, que “se limita a chutar el balón adelante y generar ilusiones falsas (…). Debemos hacer política en mayúsculas y dejar atrás la simple gestión de las expectativas”. El divorcio anunciado se firmaba con sangre.

Al hilo de lo acontecido no sorprende que Ponsatí haya optado por engendrar una nueva formación con la ayuda de Jordi Graupera, filósofo y conocido tertuliano. Un binomio perfectamente engrasado al haber trabajado el segundo como su asesor parlamentario. Graupera lideró en las municipales de 2019 Primáries Catalunya, un movimiento que, avalado inicialmente por la ANC, pretendía agrupar en una sola lista a todo el movimiento separatista. El experimento fracasó al cosechar en Barcelona el 3,7% de los votos, cuantía insuficiente para entrar a formar parte del consistorio.

Poco o nada se sabe del nuevo partido denominado Alhora. De momento han abierto una página Web en la que invitan a participar al acto de presentación que tendrá lugar el 23 de abril, día de San Jordi, en el teatro Borràs de la Ciudad Condal. Es probable que no cuenten con mecenas y busquen financiación al exigir que los asistentes paguen 12 euros para escucharles. En un escueto comunicado los promotores arremeten contra “una política en Cataluña al servicio de la estabilidad del Estado” y una clase dirigente que se caracteriza por su “incompetencia y cinismo”.

En un primer momento se especuló con que Ponsatí capitanearía una lista cívica que surgiría de los escombros de la misma ANC, plataforma en manifiesto declive y consumida por guerras fratricidas. El anuncio difundido en redes sociales echa por tierra similares conjeturas. Es probable que respalden Alhora el periodista Vicent Partal, director del periódico online Vilaweb, y los ex parlamentarios autonómicos Josep Costa y Albano Dante Fachín. Ambos han protagonizado una intensa gira reprochando la tibieza de quienes gobernaban en octubre de 2017 y animando a recuperar la vía unilateral. Lástima que la práctica totalidad de los oyentes superaba con creces la edad de jubilación.

Pero ¿cómo podría repercutir en el tablero político catalán la aparición de este nuevo proyecto? El denominado cuarto espacio se vería afectado también por la irrupción de la formación extremista Aliança Catalana (AC) que lidera Silvia Orriols, alcaldesa de Ripoll (Gerona). El panorama de cara a las autonómicas de febrero de 2025 es desolador.

JxCat ha conseguido que el Gobierno amnistíe a su líder oficioso, y seguirá vampirizando una Moncloa parasitada por el anhelo de poder y la megalomanía de su inquilino. Pero la crisis interna entre el sector afín a Jordi Turull y la facción más radical que lidera Laura Borrás podría restar credibilidad y dañarlo electoralmente. Con la excepción del mismo Puigdemont, deseoso de seguir instalado en Bruselas, nadie tiene asegurado un escaño y Toni Comín debe enfrentarse a la ambición de la ex consejera Victoria Alsina y de la académica Neus Torbisco.

ERC se mueve como trapecista tanto a nivel autonómico como en el Congreso. Necesita los votos del socialismo catalán y de los Comunes para implementar unos presupuestos que una vez más responden a intereses políticos y no a las verdaderas necesidades de la población. Única nota positiva el enfrentamiento dialéctico con los posconvergentes. Resulta surrealista que la consejera de Asuntos Exteriores (AA.EE) Meritxell Serret reproche a los junteros coquetear con el Kremlin mientras que Tatiana Zdanoka, eurodiputada letona al servicio del Servicio Federal de Seguridad - sucesor del KGB – visitó a Oriol Junqueras en prisión.

El PSC tampoco está rentabilizando el bochornoso atrincheramiento de Pedro Sánchez en el Gobierno. El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, depende de los vaivenes de una Ada Colau interesada en mantener cotas de poder. Tampoco ayudará el efecto tsunami de la operación Delorme. Según informes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y de Hacienda el entramado criminal que lideraban el aizkolari Koldo García Izaguirre y los empresarios Víctor de Aldama y Juan Carlos Cueto también se habría beneficiado durante la pandemia de contratos firmados con el Ministerio de Sanidad administrado por Salvador Illa.

VOX brilla por la inconsistencia de sus propuestas electorales. El mantra descolorido de la cuestión migratoria y el populismo anexo son argumentos que ya no pertenecen exclusivamente a la formación de Santiago Abascal. Tanto JxCat como la citada AC están alimentando fobias xenófobas que irán recrudeciéndose al acercarse la cita electoral.

El único que podría salir beneficiado de esta lamentable y vergonzosa depauperación de la labor representativa es el Partido Popular (PP). La formación que lidera Alberto Núñez Feijóo será el gran beneficiado de la desaparición de Ciudadanos. Además tiene en la compraventa ilícita de mascarillas y en la bochornosa ley de amnistía un cargamento nuclear de munición dialéctica que será utilizado en las próximas campañas electorales. Alejandro Fernández, el mejor orador del Parlament, estaría limando asperezas con la calle Génova y es probable que repita como candidato a la Generalitat.

Quedan once meses para la cita electoral en Cataluña, tiempo suficiente para echarlo todo a perder…

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