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ENTREVISTAMOS A >>> Ana Isabel Hernández Vázquez. Consultora especializada en regulación de estrés en entornos corporativos, dirigido a equipos o directivos para aumentar la productividad, mejorando clima laboral, eficiencia y bienestar

¿Los trabajos ahora mismo tienen una mayor carga en la vida personal que antes?

¿Los trabajos ahora mismo tienen una mayor carga en la vida personal que antes?
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-"El impacto del estrés depende en gran medida de cómo una persona maneja las situaciones estresantes"-

¿Los trabajos ahora mismo tienen una mayor carga en la vida personal que antes?

Creo que nos movemos cada vez más en entornos más competitivos, el perfeccionismo es un factor que desencadena mucha dedicación y que no tiene fin…Lo que es perfecto para una persona, a lo mejor es más que suficiente para otra, o al contrario. Lo cierto es que nuestra mente siempre quiere dar el todo por el todo, y muchas veces eso va en contra de nuestro tiempo de vida personal. Para mi es clave ser conscientes que se debe estar en equilibrio en los 3 ámbitos de cada ser humano…el ámbito personal, el ámbito familiar-social y el ámbito profesional. En mis sesiones con clientes, lo comparo siempre con la metáfora de un taburete que tiene 3 patas…si una pata es demasiado corta o larga…ese taburete ya no es útil, ya no puedes utilizarlo para lo que está diseñado. Debe tener las 3 patas iguales. Lo que sucede, es que dependiendo del momento de tu vida en el que estés, das mayor prioridad a un ámbito que a otro…

Ana Isabel Hernández Vázquez. Consultora especializada en regulación de estrés.
Ana Isabel Hernández Vázquez. Consultora especializada en regulación de estrés.

Por ejemplo, las personas en la edad de adolescencia y primeros años después de la etapa escolar suelen tener como prioridad, en términos generales, su red social, es decir sus amigos, de ahí que les dedique más tiempo a ese ámbito.

Sin embargo, una vez que la persona evoluciona y se lanza al mercado laboral tras haber finalizado su formación, en ese momento, es como que se prioriza mucho más el trabajo, la aplicación de su formación años atrás en algo útil.

En el momento que la persona decida, en caso de que sea su opción, formar una familia, suele suceder que la priorización se adapta para llegar a todo. Y en el momento que nuestros hijos empiezan a volar del nido, es cuando por lo general se prioriza el terreno personal, cuando se echa la vista atrás y la persona se hace consciente de que ha invertido mucho tiempo en su formación, en su trabajo, en la dedicación a su familia y que es momento de empezar a cuidarse de sí mismo.

Es muy interesante ver la evolución y sobre todo poner consciencia en ello. No es ni bueno ni malo, simplemente suele ser el ciclo de prioridades de las personas. También es cierto, que esta priorización está viéndose modificada con las diferentes generaciones que están llegando al mercado laboral.

Antes para la generación de las personas que habían nacido en los 70-80, su prioridad era tener una familia estable, un trabajo estable y una casa donde vivir…Esa foto con relación a las nuevas generaciones, en términos generales, no tiene nada que ver. Insisto, no es ni mejor ni peor, simplemente diferente. Los tiempos cambian!

¿Cuál es tu perspectiva sobre la idea de que el estrés, en ciertas dosis controladas, puede tener beneficios para un individuo en el ámbito profesional?

El estrés está integrado en nuestro cuerpo porque es un elemento que ayuda en determinadas situaciones. Pero como decíamos en la pregunta anterior, como sucede con la tecnología, un uso inadecuado del estrés hace que este se convierta en algo totalmente nocivo y tóxico para la persona.

Efectos que suele producir el famoso estrés bueno o “eustrés” puede ser la motivación, el desarrollo personal, la mejora del rendimiento, la sensación de haber logrado salir airoso de ciertas situaciones.

El problema viene cuando esos niveles de estrés dejan de ser agudos, es decir, puntuales en el tiempo y se convierten en crónicos, no tienen fin y vamos enganchando situaciones estresantes de diferentes ámbitos en nuestra vida. Además ese estrés de la vida cotidiana, que está fuera de nuestro control, se le une el generado por la imaginación de nuestra mente, que tiende a presentarnos una serie de pensamientos y preocupaciones que no ayudan precisamente a que ese nivel de estrés se regule hasta el punto de hacerlo llegar a mínimos.

Para poder distinguir cuándo estamos en un estrés bueno o en un estrés malo…la primera herramienta es “el darse cuenta”, cómo está nuestro cuerpo, cómo es nuestro estado de ánimo, la calidad de nuestro sueño y descanso, si nuestro entorno social y/o familiar se está viendo resentido por mi forma de actuar, si noto que mi rendimiento ha disminuido o no es el que era antes, si estoy teniendo comportamientos evasivos como el exceso de trabajo o por el contrario la procrastinación…

Es decir, a la vista está que hay bastantes maneras de poder darse cuenta y ser consciente que nuestro estrés está en unos niveles que nos está afectando a todas las áreas de nuestra vida, porque suele ser transversal….suele afectar a nivel personal, familiar, social y laboral…independientemente del foco donde se haya generado, si ha sido un único foco o una acumulación de ellos.

¿Cuáles son los factores que contribuyen a la variabilidad en la forma en que el estrés afecta a las personas?

El impacto del estrés depende en gran medida de cómo una persona maneja las situaciones estresantes, y esto puede estar influenciado por su rasgo de personalidad. Personas con rasgos de personalidad caracterizados por ser competitivos, impacientes y propensos a la hostilidad, pueden experimentar un aumento en los niveles de estrés debido a su tendencia a establecer metas ambiciosas y a sentir presión por el tiempo.
Por el contrario, las personas con personalidad más tranquila, pacientes y menos propensas a la competitividad podrían enfrentar el estrés de manera diferente. Es un tipo de persona que gestiona la sensación de estrés de manera más efectiva debido a su naturaleza más tranquila y su capacidad para adaptarse a los cambios.

¿Existen disparidades en la experiencia y la gestión del estrés dependiendo según el género o la edad?

Efectivamente, tanto la edad como el género son condicionantes en la manera en que una persona experimenta y gestiona el estrés, añadiendo así mismo la combinación con su rasgo de personalidad.

En función de la edad, las personas más “vividas” acumulan experiencias de vida más amplias y esto los ha llevado a desarrollar estrategias de afrontamiento más efectivas a lo largo del tiempo, lo que ayuda indudablemente a manejar el estrés de manera más eficaz. Pero del mismo modo, también es cierto que llega un momento en el que deben afrontar preocupaciones específicas relacionadas con el paso del tiempo en áreas como la salud, las finanzas o la ausencia de seres queridos, que sin duda hace aumentar su vulnerabilidad al estrés en ciertos aspectos.

Al otro lado, una persona que se encuentra en plena juventud, están más expuestos a presiones más relacionadas con el rendimiento académico o profesional, las relaciones sociales, la búsqueda del lugar que ocupa en la sociedad o en su entorno, y todo ello son causas estresoras que marcan su día a día a nivel mental y emocional.

Si entramos en el terreno más orientado a la relación entre estrés y género, nuevamente volvemos a identificar diferencias en la forma en que hombres y mujeres tienden a afrontar el estrés. Las investigaciones sugieren que las mujeres suelen ser más propensas a buscar apoyo social y hablar sobre sus problemas, lo que ayuda a reducir el impacto del estrés emocionalmente. Por otro lado, los hombres a menudo tienden a internalizar el estrés y llegando recurrir a comportamientos de evasión, como el trabajo excesivo o llevar a ciertos extremos algunos comportamientos sanos que luego pasan factura, a través de proyectos de carencia, como actividades físicas intensas o poco regulares en el tiempo, sumergirse en el trabajo para no pensar en otra cosa,

¿Cuál es el impacto de la tecnología en el nivel de estrés experimentado por las personas?

Como todo en la vida, dependiendo del uso que se le dé a ciertas prácticas pueden pasar de ser buenas a nocivas o ir en contra de uno. Tomarse un café al día para ayudarse a espabilar, no suele ser perjudicial para la salud….tomarse una cantidad desmesurada de café al día ya es otra cosa. Lo mismo sucede con la tecnología…que debería ser usada como una herramienta que nos ayude a hacernos la vida más fácil…pero si en vez de tener ese enfoque o esa orientación hacia ese servicio, tenemos que no somos capaces de controlar nuestra voluntad para saber cuándo debemos parar el uso de elementos digitales, ahí es cuando surge el mayor conflicto.
Cuando somos esclavos de la tecnología, sobre todo en el sentido de que mucha parte de nuestro día a día lo tenemos supeditado a su uso, cuando a veces no sería necesario, es ahí cuando empieza a haber pérdidas de tiempo que podríamos haber estado aprovechando para hacer otras cosas como, deporte, estar con nuestros amigos o familia, o simplemente salir a dar un paseo…estos tres escenarios que parecen muy básicos…son grandes ayudas para reducir considerablemente el estrés…pero si el tiempo que tenemos libre de nuestro trabajo, lo pasamos mirando a una pantalla, seguimos acumulando niveles de estrés y no ayudamos al organismo, cuerpo-mente, a filtrar toda la toxicidad inherente a niveles altos de estrés.

¿Qué acciones específicas pueden implementarse en entornos laborales para reducir el estrés de los empleados?

Después de varios años de aplicación en empresa puedo concluir sin duda alguna que los programas que trabajen el entrenamiento de la atención plena, basados en mindfulness. No solo ayuda a regular el estrés de la vida cotidiana o el cansancio mental sino que aumenta los niveles de una concentración, lo que lleva a conseguir niveles de alta productividad, mejora la fluidez en la comunicación asertiva y aumenta la resiliencia emocional. Con relación a los equipos, el clima laboral pasa de ser un entorno a veces centrado en la competitividad o en el hambre de promoción individual…a convertirse en equipos integrados e identificados con la misión de la empresa, el colaborador de la empresa pasa a sentirse parte de un todo que rema en la misma dirección para llevar a cabo el propósito general de la compañía.

Esto se traduce, de manera directa, no solo a la cuenta de resultados de la compañía en cuanto a producción sino en cuanto a rendimiento, dado que se observa una considerable reducción de bajas laborables por burnout y hay menores niveles de rotación de personas.

Así que cuando tengo delante a una empresa que me pregunta en qué va a notar que los programas funcionan, la respuesta es rápida…en productividad, satisfacción laboral y un talento consolidado con las bases de la misión de la empresa.

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