No me negarán que en el arte de la extorsión política los partidos independentistas catalanes son auténticos maestros,aunque esta semana estamos empezando a ver que sus alumnos aventajados vascos tampoco le van a la zaga. En cualquier caso, los antisistema de la CUP, Clara Ponsatí con Alhora y Silvia Orriols con Aliança Nacional, forman el frente separatista que tiene ganas de arrebatar votos a los dos partidos grandes (Junts+Puigdemont y ERC) y forzar al máximo una nueva d.u.i. (declaración unilateral de independencia). Pero sobre todo los dos últimos quieren mantener el status quo para seguir con su particular guerra de guerrillas, “cortándose las piernas”,mientras intentan enamorar al PSC de Illa con extorsiones diversas para seguir manteniendo a Sánchez en la Moncloa a cambio de decenas de prebendas e, incluso, la presidencia de la Generalitataunque no ganen.
Por el lado de la izquierda tradicional tenemos a los Comunes-Sumar-Restar-Dividir de Albiach esperando ser necesarios para la ecuación y reeditar el tan recordado, por nefasto, pacto de las izquierdas catalán. Y por supuesto la reina de todas las sopas, la novia más deseada que representa el PSC de Salvador Illa al que todos quieren para sumar mayorías estables y para poder seguir “pactando a la fuerza” con el inquilino de la Moncloa; inevitablemente volvemos a hablar de Sánchez.
A estos dos maravillosos partidos defensores de los trabajadores, de lo español, de la igualdad, de la justicia, del equilibrio entre lenguas, etc. etc etc. (imagino que se habrán dado cuenta de la ironía) se les abren las ventanas de felicidad de par en par esperando ser necesarios para pactar con otro partido que quiere fuera de Catalunya a la mayoría de sus votantes, el 60% de hispano-parlantes por ejemplo, que “contaminan la cultura ancestral catalana”. Habrán observado que ya no se les considera dentro del bloque constitucional a estos dos partidos. Son tan radicales como los otros, pero disimulando: piden el voto en castellano, pero fastidian en catalán. Unos “hachas”.
Por el lado constitucionalista, estos sí que lo son, hay 3 outsiders que poco podrán hacer para optar a dirigir la Generalitat: Vox, C,s y PP, pero que van a tener una especial relevancia en cuanto hablemos del objetivo final: la Moncloa, para variar.
Vox es el partido que sacó más votos y diputados constitucionalistas en las anteriores elecciones (11) y su objetivo es mantener e, incluso, aumentar algo su espacio electoral, aunque todo el mundo dice lo contrario. Han tenido una buena fase de adaptación y un buen trabajo de oposición y lucha contra las encuestas y contra “el cordón sanitario” pero no contra los votantes silenciosos que suelen arroparle y no hablan para las encuestas. El PP de Alejandro Fernández parte de sus peores números históricos (sólo 3 diputados) y dicen las encuestas que pueden, incluso, superar a Vox. Sin duda que el tirón electoral de su líder catalán les va a ayudar mucho, aunque la candidatura en sí sea una autentica desconocida y cuente sin ningún “amigo” dentro Alejandro. Por último, Ciudadanos de Carrizosa parece que va a perder los 6 diputados actuales y va a cerrar la etapa de un partido que fue capaz de todo y no hizo, al final, nada para lo que estaba predestinado al nacer.
Como anteriormente indicaba, estos partidos tienen sus miras puestas en crecer dentro del electorado catalán conservador (poco votante de centro van a captar a mi entender) con la mirada puesta en las próximas elecciones europeas o en las que les conduzca a la Moncloa, probablemente cogidos de la mano, más que en estas catalanas que no dejan de ser un crisol de prueba.
Y sobre las generales voy a hablar porque, durante los minutos en los que estoy redactando éste articulo de opinión, sale Pedro Sánchez desde un tweet anunciándonos que se “pilla” cuatro días de vacaciones, para reflexionar. Bendito él que puede hacerlo con Falcon incluido. El presidente está afectado por el encausamiento de su estimada esposa Begoña y no aguanta tanta presión. Se le ha juntado lo de Begoña, las historias de su hermano el portugués, las de su familia y las del malogrado Premio Nobel de la Paz. Mucha angustia para un solo hombre. Todo ello aderezado por la espada de Damocles de sus “amigos” israelitas con el puñetero programa Pegasus (yo le llamaría directamente la caja de los truenos de cara al próximo video juego que, seguro, se editará) que parece implica a Begoña, de nuevo, a él y a no se sabe cuánta gente más en otras historias que los españoles tenemos ganas (ansias realmente) de conocer.
A partir de aquí el lunes, una vez cargadas las pilas y recogidos todos los kleenex que sus incondicionales seguidor@es habrán llenado de lágrimas, veremos si dictamina dimitir y dar paso a otro o tiene la valentía de convocar elecciones y quitarse de en medio tras hundir al Psoe para algunos lustros. Dicen que unas hipotéticas elecciones podrían celebrarse allá por el 21 de julio. ¡Viva el verano, otra vez!
¿Y qué ocurriría en Cataluña si ello sucediera? Pues, probablemente, que los resultados previstos en todas las encuestas cambiarían muchísimo y que unas elecciones autonómicas se convertirían, casi, en nacionales por lo que los resultados serían parcialmente distorsionados. De tal forma que podríamos ver rebajada las expectativas de los partidos independentistas dado que la lucha por el voto se centraría entre el Psc-Psoe y el frente constitucionalista formado por PP y Vox, quienes podrían crecer de forma importante si son capaces de movilizar al votante abstencionista, que suele representar a la mayoría en Cataluña. En cualquier caso, estoy seguro que Aragonés, Puigdemont y Junqueras jurarían en “arameo” contra Sánchez si éste tomara la decisión de una convocatoria anticipada a las generales para el verano. Se les acabaría el chollo extorsionador. Pobrecillos.
En definitiva, pase lo que pase el lunes con la decisión de Sánchez y el teatrillo montado, las del 12 de Mayo son elecciones catalanas a la Moncloa. De forma directa o dando rodeos parece que Moncloa es la nueva Roma española: todos los caminos conducen a ella.