La actual crisis del cacao, que se encuentra en pleno auge de precios y una volatilidad sin precedentes debido a varios factores, como las condiciones climáticas adversas o la falta de inversión en infraestructuras, ha llevado al sector a una situación límite, cuyo resultado es un incremento significativo del coste de la producción de chocolate y la consiguiente disminución de los beneficios para los cultivadores. Ante este escenario, y en aras de poner solución a algunos de los desafíos que encarnan esta crisis histórica, Puratos, multinacional líder que ofrece una amplia gama de ingredientes y servicios innovadores para la industria de la panadería, pastelería y chocolate, ha desarrollado Cacao-Trace, un programa de cacao sostenible que busca combatir la deforestación, el trabajo infantil forzado o las malas condiciones laborales, así como mejorar la calidad de vida de los agricultores locales, evitando los desequilibrios en sus beneficios.
Este programa se desarrolla en los centros postcosecha instalados cerca de las comunidades de agricultores de cacao, donde una serie de expertos se encargan de supervisar, controlar y mejorar el proceso de fermentación, para obtener un chocolate de mejor calidad y, por ende, mejor sabor. Con ello, se asegura una mayor distribución del cacao cultivado, lo que redunda directamente en los beneficios de los agricultores y sus familias.
En palabras de Jorge Grande, director general de Puratos, “Cacao-Trace se centra en la calidad y en el beneficio de todos, desde las personas que cultivan el cacao hasta los consumidores de chocolate, a través de la mejora del sabor”. En una línea similar, Grande ha añadido que “solo creando valor con una mayor calidad y compartiendo ese valor con nuestros cultivadores de cacao podemos mejorar la vida de las comunidades productoras y crear un futuro sostenible”.
El impacto de Cacao-Trace en las comunidades
El programa Cacao-Trace, además de ofrecer orientación, formación y soporte técnico en las plantaciones y los centros postcosecha, también incluye iniciativas como el Bono de Chocolate, una prima según la cual, por cada kilo de chocolate vendido, las comunidades agricultoras reciben 0.10 euros extra, un dinero que se invierte en la construcción de instalaciones y servicios básicos.
“El Bono de Chocolate trabaja por corregir el desequilibrio en el reparto de beneficios a lo largo de la cadena de valor del cacao, y es una vía por la que los amantes del chocolate de todo el mundo pueden marcar verdaderamente una diferencia positiva en las vidas de los cultivadores”, defiende Grande.
Cacao-Trace, en cifras
Desde su puesta en marcha en el año 2016, Cacao-Trace ha sido una verdadera palanca de cambio para las comunidades productoras de cacao. Y es que, según el último informe anual del programa, en 2023 Cacao-Trace hizo su contribución más significativa hasta la fecha, llegando a más de 23.000 agricultores y sus familias, lo que afianza el objetivo de llegar a los 50.000 agricultores para 2030.
En cuanto a la recaudación conseguida, el programa alcanzó en 2023 un total de 2,4 millones de euros a través del Bono de Chocolate, “un dinero que repercute directamente en las comunidades de los agricultores, y que se invierte en la construcción de infraestructuras esenciales como escuelas de primaria, depósitos de agua potable o iluminación de las calles”, asegura Grande.