¿Qué es la financiación alternativa?
Su nombre ya es aclaratorio, se denomina financiación alternativa a todas aquellas opciones de financiación que son independientes de la financiación tradicional. Actualmente, existen distintas tipologías que se deben valorar en relación con las necesidades específicas de cada empresa.
En cualquier caso, se trata de una práctica que ha ganado popularidad en la última década, especialmente desde la crisis financiera que asoló a Europa y el mundo occidental a partir de 2008, tras el fracaso de las hipotecas subprime en Estados Unidos. Hasta ese momento, primaba la dependencia de la financiación tradicional para iniciar proyectos de negocio o inversiones. Sin embargo, en ese contexto y a lo largo de estos últimos años, las empresas y los emprendedores cada vez se encuentran con más dificultades para acceder a la financiación mediante la vía bancaria debido a múltiples factores.
Esta situación ha abierto una nueva ventana de oportunidad a otros actores financieros, como la financiación alternativa. En Estados Unidos, por ejemplo, este boom en los últimos años ha conseguido que la financiación bancaria solo representa actualmente en torno a un 25% de la financiación total.
En Europa, y especialmente en España, todavía somos muy dependientes de esta financiación tradicional, pero cada vez aparecen más variables. De hecho, en la Unión Europea la financiación alternativa ha crecido un 114% gracias al impulso en estados miembros como Países Bajos, Francia, Alemania o Suecia.
¿Qué explica el crecimiento de la financiación alternativa?
La crisis financiera de 2008 fue el gran punto de inflexión para que esta nueva forma de acceder a la liquidez ganara relevancia. La reducción del crédito bancario, especialmente para pymes y emprendedores, ha permitido la aparición de nuevas formas de financiación que suponen una interesante alternativa a los bancos clásicos. Especialmente en los casos en los que no es posible obtener financiación por vía bancaria, la financiación alternativa se convierte en la única vía posible.
A esto hay que sumar una mayor demanda entre los propios solicitantes de financiación para empresas, que requieren soluciones más accesibles, ágiles y ajustadas a sus demandas específicas. Las entidades de financiación alternativa suelen ofrecer una mayor flexibilidad y celeridad, frente a la obligatoriedad que impone la financiación tradicional de cumplir requisitos muy estrictos.
Por otra parte, no hay que dejar de lado que estas fórmulas alternativas se convierten en la única solución para empresas que necesitan liquidez de forma puntual y rápida. Por tanto, sólo encuentran respuesta en las propuestas alejadas de la financiación clásica.
¿Pueden convivir la financiación tradicional y la alternativa?
Aunque la financiación alternativa ha ganado interés progresivamente, la financiación bancaria clásica sigue teniendo el peso más importante. La realidad es que la banca sigue siendo un sector muy potente. Sin embargo, la financiación alternativa se ha convertido en una herramienta clave, permitiendo alcanzar cantidades y realizar operaciones que a menudo no puede asumir la financiación tradicional.
Esto confirma que ambas estrategias funcionan. Algo que, por otra parte, es lo que aconseja el Banco Central Europeo, que argumenta que la financiación diversificada ayuda al crecimiento de las economías.
No hay que olvidar que, en nuestro país, las entidades financieras alternativas se encuentran homologadas, reguladas y supervisadas por el Banco de España, con lo que se trata de una alternativa a los bancos igualmente segura, transparente y legal.
En resumen, la financiación alternativa ha llegado para quedarse. Plantea ventajas con respecto a la actividad que ejerce la financiación clásica. Ambas fórmulas son vitales para un buen funcionamiento de la economía y para el impulso de los negocios.