Después vendría todo lo demás, que ya pertenece a la Historia. Pues bien esta semana el ex Presidente González ha dicho tres cosas que podrían ser inspiradoras. La primera que citamos es su afirmación de que la Constitución debe ser “reseteada”. Evidentemente por ahí, y si se hace bien, podría venir una parte de la solución a nuestros terribles males políticos. No cabría en este modesto billete, ni en cien cómo él, discursear a fondo sobre cómo deberían ser los detalles del reseteo, así que nos atrevemos a decir un lacónico axioma: la nueva Constitución, a diferencia de lo que han establecido sobre la actual, debería ser militante, muy militante. En efecto las democracias, y más si son bisoñas, son frágiles y merecen una fuerte protección contra los enemigos exteriores e interiores (como reza el juramento a la propia Constitución americana). Pero nadie ignora, y don Felipe González menos, que para “resetear” la Constitución es indispensable la conformación de un gran acuerdo nacional entre los patriotas demócratas españoles de centro derecha y centro izquierda.
Y esa alianza o concierto sobre principios básicos de convivencia de la gran mayoría y protección contra sus enemigos necesita evidentemente de Partidos nacionales que lo canalicen. Y nos encontramos con uno de los grandes problemas españoles de la actualidad, el que ha impedido desde lustros lo único sensato que hubiera ocurrido en una democracia de nuestro entorno : un Gobierno amplio de salvación nacional que se enfrentara a los extremismos destructivos y a los destructores de España como unidad política y territorial. Ese problema es la desaparición en España de un gran Partido de centro izquierda patriótico y de progreso. El PSOE de Felipe González desapareció en 2004, y no sólo eso, sino que los nuevos dirigentes se aplicaron y se aplican mucho en desacreditar y anular los logros del PSOE de la “Transición”.
Para ello se han entregado con armas y bagajes a la izquierda radical, a la izquierda “woke” (movimiento que se ha cargado a la izquierda de toda la vida) y a los secesionistas de toda laya. Y aquí es donde insertamos dos otras declaraciones del ex Presidente González. Ha dicho que el actual Gobierno (y por ende el PSOE de hoy) es de todo menos progresista. Por una razón muy evidente que nos habrán leído: porque es el Gobierno que más está aumentando la desigualdad entre españoles, tanto la económica como en derechos y libertades. Y también ha dejado caer, con cierto retintín y malicia, que conoce a varios sustitutos posibles del Doctor Sánchez. Es decir, que parece consciente de que es necesario reconstruir un partido nacional progresista de centro izquierda con otros líderes para poder plantearse “resetear” la Constitución.
Volviendo a lo nuestro, nos preguntamos si esa sería una solución a nuestra dinámica políticamente suicida. Podríamos decir que sí, tal vez la mejor en el papel. Pero la siguiente pregunta es: ¿es realista? ¿es posible? El gran problema que plantea es que necesita tiempo y capacidad del PSOE de operar una drástica revolución interna, siempre traumática. La situación española no parece disponer de tiempo. Y si esa no es la solución, ¿cómo nos salimos de la confederación asimétrica? A ver si en una semana les sometemos otras ideas.