En efecto, ya instalados en la trinchera y la paranoia, la única respuesta posible de los costaleros de Sánchez ante el referido cúmulo de indicios probatorios está siendo el negacionismo. El que era un ‘mindundi’, un ‘Don nadie’, un ‘pequeño Nicolás’ que había pasado ocasionalmente por allí ahora resulta que tenía hilo directo con la fracasada Maroto, con la -tanto tiempo bajo sospecha- Armengol… con tantos y tantos. En las alturas del fango.Resulta que no es que se relacionase con el guarda de seguridad de Ferraz sino que accedía a reuniones trascendentes en la -dicho metafórica y casi sardónicamente- planta noble de la sede de una organización señalada ya abiertamente por presunta financiación ilegal.
La realidad es que con que la mitad de la mitad de la mitad de lo que está poniendo en manos de jueces y fiscales Aldama fuese verdad, en cualquier Estado de Derecho en el que funcionase de manera diligente y eficaz la administración de Justicia, a los chorizos que ejercen de felpudo de su sanchidad les faltaría país -del campo de Gibraltar a los Pirineos- para huir.
El sanchismo hoy es un pollo sin cabeza, está absolutamente sonado, bunkerizado y violento ha perdido todo contacto con la realidad, hasta el punto de pretender valorar como una victoria de la Verdad el hecho de que nada menos que al Fiscal General del Estado se le hayan descubierto sus maniobras orquestales en la oscuridad (¿acaso gravísimos delitos?) contra el novio de la presidenta madrileña. Una pillada con carrito del helado en toda regla.
Más o menos apoyado aún por su legión de acérrimos, el sanchismo -azotado y agotado por la megacorrupción en sus estribaciones y laderas- está totalmente exhausto. Es, como proyecto político para España, lo más lesivo que le ha ocurrido en democracia, tal vez incluyendo al maligno Zapatero.
Su único balón de esperanza es que los ‘pseudomedios’ que han proliferado bajo su agujereado paraguas (personas que se entregan a escribir u opinar como simples limpiabotas o palanganeros socialistas por un plato de lentejas) intenten anular ante la opinión pública con sus trolas incesantes incluso ese 10% de verdad que pudiera haber en lo que señala Aldama. También lo intentarían si fuese cierto, el 90%. Lo harán a toda costa. Estamos a días de comprobarlo. Penosamente.
Si (
No(
