Si hablamos de logros. Más o menos te entiendo cuando entusiasmado me dices que en conseguir por fin multiplicar por dos las ruedas empleadas en tus desplazamientos se encuentra el progreso.
Pero me temo que tú no me entiendes en absoluto a mí cuando te explico que pasar de usar una motocicleta a utilizar un automóvil no lo considero un avance; que para mí la auténtica mejora está en tras haber necesitado moverte en scooter durante un tiempo llegar convencido a concluir que, si de la moto para desplazarte puedes prescindir, tras con sacrificio entrenar la autosuficiencia, con mayor motivo lo puedes tranquilamente también hacer sin la necesidad de viajar en un confortable coche.
Prosperar de verdad no es solo leer un libro, pasando la vista por sus páginas para al terminar colocarlo en la balda de una librería de madera y comprar un segundo volumen; realmente prosperar es estudiar para comprender y, tras el correspondiente pago de sudor y tiempo, memorizar ese libro, para luego hablar con solvencia de él, y en su caso regalarlo y que el otro también de su beneficiosa enseñanza se pueda aprovechar.
Si al subir al ring para combatir el frío te agencias una bufanda y un abrigo antes de comenzar ya has perdido la batalla; habrás vencido si al bajar la temperatura impertérrito has resistido sin temblar, por la vía de concentrar tu mente en otro perseguido afán, sea el que sea que te acerque a tu propósito vital. Y como mucho has empleado un poco de energía dando unos saltos para entrar en calor.
Desprenderse es ganar, valerse con poco es vencer y para hacerlo posible solo hay una herramienta que se llama disciplina y que tiene mucho que ver con no dejarse llevar por el ansia de la posesión; única forma de endurecer el espíritu.
La disciplina, con base en el desprendimiento, te aproxima al control, porque es menor lo que tienes que controlar, y reduce el vértigo que produce cualquiera de las dos respuestas a la pregunta ¿El misterio de las leyes del azar es la consecuencia de la intrínseca ignorancia del hombre o sencillamente es un derecho intrínseco de la naturaleza?
De estar lo cierto de la respuesta sobre la incertidumbre depositada en el primer caso, solo por la senda de la rigurosa observancia de la regla se reduce lo ignoto, si en cambio la verdad está en la segunda causa solo dicha observancia proporciona la mejor arma entre todos los posibles apoyos para aceptarla, y luchar ignorándola.
Por eso me gustó escuchar la respuesta con la que con voz seca y recia el entrenador por igual a todos obsequió con un: ¿Sabéis por qué habéis perdido? Porque con anterioridad al partido no llorasteis lo suficiente. Me temo que apañados vais si esperáis que cada año, otro nazca, con más esféricos que vosotros para venir a salvaros con su sacrificio ¡Nenazas!