www.elmundofinanciero.com

Battle Royale en Siria: ¿efecto contagio en el Magreb?

· La novela de culto del escritor japonés Koushun Takami, en la que los beligerantes combaten solos o improvisan equipos eliminándose mutuamente hasta quedar un ganador, resume a la perfección lo que podría acontecer en Siria y estados colindantes hasta el norte de África

lunes 20 de enero de 2025, 08:00h
Battle Royale en Siria: ¿efecto contagio en el Magreb?
Ampliar
La inesperada caída de la dictadura de al-Asad, que logró salir victorioso de la cruenta guerra civil pero muy perjudicado, reaviva el debate sobre lo que pudieron ser las primaveras árabes y porque no lograron cristalizar. Los movimientos populares a favor de la democracia que se originaron en Túnez en diciembre de 2010 y que luego se extendieron por todo Oriente Próximo han tenido varias fases. Politólogos y docentes de relaciones internacionales (RR.II.) utilizan la expresión “inviernos árabes” para estigmatizar las victorias de los partidos islamistas tanto en el país tunecí como en Egipto. Lamentablemente las expectativas de aquellos que reivindicaban cambios draconianos en la gobernabilidad de ambos países no se cumplieron. Con la excepción de Marruecos, donde gobierna una fuerza conservadora islámica con el beneplácito de la monarquía alauita, en los restantes países del norte de África la segunda ola de movilizaciones masivas de 2019 – involucrando países como Argelia, Irak o Sudán que habían salido ilesos de las protestas – finalizó en un breve periodo de tiempo y con reemplazos ficticios. Queda la duda de si aquellos movimientos esperanzadores se quedaron en revueltas comunes o de verdad fueron revoluciones reales.

La ausencia de una ideología consolidada que respaldara los heterogéneos grupos políticos apuntala la primera hipótesis al hilo también de los escasos resultados obtenidos. En algunos países como Siria, Libia o Yemen aquella ensoñación occidental degeneró en guerras civiles que distan de resolverse. Conflictos que trascienden los límites fronterizos dada la importancia de los territorios desde el prisma energético o geopolíticos. No es baladí la directa implicación de las grandes potencias globales como Estados Unidos, Rusia o China. Las denominadas primaveras árabes se considera(ba)n muertas y sepultadas y la euforia de miles de jóvenes que solicitaban una mayor participación política en regímenes anticuados y autoritarios también languideció ocasionando una desilusión generalizada por el inmovilismo regional.

En un contexto tan voluble el inesperado epílogo de la rebelión siria - muy controvertido a raíz de las fuerzas sobre el terreno y las numerosas variables en juego – representa una bomba de relojería cuyo estallido ocasionará una redefinición de los equilibrios en Oriente Próximo y también en el Magreb, haciendo peligrar los estatus quo laboriosamente reconstruidos. Las inmediatas reacciones de los gobiernos de Argelia, Túnez y Marruecos a la caída de Bashar al-Asad han sido una mezcla de sospecha y aprensión. Atrás quedan los días en los que la primera estaba rodeada por los gobiernos moderados y prooccidentales de Rabat y Túnez. Hoy la postura antiimperialista de Argelia, que permanece intacta y legitimada por la guerra anticolonial contra Francia, se ha extendido a su vecino oriental donde Kaïs Saied gobierna con mensajes fuertemente populistas y nacionalistas.

Argelia siempre ha formado parte de aquel gremio de países panarabistas, no exentos de divisiones internas, como el Egipto de Nasser, el Irak de Saddam Hussein, la Libia de Gadafi o la Siria de los baazistas. El profundo nexo histórico entre Damasco y Argel ha sido reforzado por la administración de Tebboune el 3 de diciembre. Entonces el ministro de Asuntos Exteriores argelino garantizó en una llamada telefónica a la contraparte “solidaridad absoluta” y que haría “todo lo posible” en foros internacionales para garantizar “su soberanía, unidad e integridad territorial ante las amenazas terroristas” como informa Le Monde Diplomatique. Cabe recordar que ambos gobiernos han compartido junto a Túnez una posición de firmeza y cierre total hacia Israel.

Las estrechas relaciones diplomáticas entre Argelia y Siria nunca aflojaron en las últimas décadas sorteando el aislamiento internacional de al-Asad. Abdelaziz Buteflika durante su extenso mandato (1999 – 2019, NdA) maniobró incesantemente para que Damasco fuera readmitida en la Liga Árabe hasta conseguirlo con todos los honores en mayo de 2023. El citado Saied quiso alinearse con su vecino utilizando palabras similares en una declaración oficial el 9 de diciembre y espoleó la necesidad de que Siria “rechace firmemente cualquier injerencia occidental” que “alimente el caos, la fragmentación” y por ende “la ocupación”. Sobrevuela el recuerdo de la experiencia libia y la más que mejorable intervención estadounidense en 2011 que facilitó el derrocamiento de Gadafi y la consecuente división del país. Una preocupación estéril por la fragmentación territorial de Siria en el último lustro.

En un contexto de total y absoluta incertidumbre con la maniobra expansionista de Israel en el Golán, el frágil alto el fuego entre Jerusalén y Beirut y el manifiesto debilitamiento del ascendiente iraní en la región, Siria representa una incógnita y un rompecabezas de intricada solución. El aliento derivado de la insurrección armada soplará hasta alcanzar aquellas poblaciones árabes que llevan décadas luchando para alcanzar mayores cotas de libertad y prosperidad.

De momento el único verdadero ganador de este totum revolutum en Oriente Próximo es Israel. Benny Gantz, el opositor más acreditado a Netanyahu en la Knéset, reconoció ante los medios de comunicación que “debemos mirar con optimismo” lo acontecido a 60 kilómetros en Damasco y “velar por nuestra propia seguridad”. El líder de Resiliencia por Israel, que combatió en el Líbano y ha sido ministro de Defensa, es originario de Zivan, el lugar habitado más cercano a Siria.

En Jerusalén saben perfectamente que los Altos del Golán es una potencial zona de guerra y la caída de al-Asad catorce años después del primer levantamiento popular demuestra que las mencionadas primaveras árabes no han terminado. Netanyahu, enterado de que el sepelio de las normas democráticas es útil para enrocarse en el poder – Pedro Sánchez docet – “valora lo acontecido en Siria como una oportunidad histórica”, detalla el ex agente del FBI Ali Soufan. El siguiente objetivo del líder del Likud es un ataque directo a Teherán, pero mucho o casi todo dependerá del nuevo inquilino de la Casa Blanca. No es un secreto que Trump pretende volver a encarrillar los Acuerdos de Abraham.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)
Compartir en Meneame enviar a reddit compartir en Tuenti

+
0 comentarios