Pero, en medio de esta ola amoral con la que el presidente sembrador de odio está pretendiendo barrer la independencia de las instituciones, todavía quedan espacios y resortes de dignidad, y de eso también tenemos plena constancia en el día a día. Y lo celebramos.
Como una noticia más, esta semana hemos conocido que la UCO está encontrando “información de interés” en el procedimiento que se sigue por los delitos presuntamente cometidos por el fiscal general García Ortiz. Los agentes están contando con la participación de la unidad de Cibercrimen para recuperar los mensajes borrados por el fiscal general, las pruebas, en apariencia, de que en efecto cometió esos delitos y ahora se revuelve y defiende de mala manera para no pagar ante la justicia por ellos.
El Instituto Armado es de lo mejor que le queda a España. Precisamente porque lo acredita, con su tarea callada y eficaz, en medio de un clima lleno de gritos y agresiones de los colaboradores y amparadores de la megacorrupción del PSOE contra quienes, como servidores públicos, intentan en el ejercicio de su deber su investigación y su persecución para que haya un procesamiento, haya un juicio y, en su caso, haya una condena.
La Benemérita acumula horas y horas para extraer toda la información posible del móvil, no sólo del Whatsapp de García Ortiz sino de cualquier otra aplicación, ya que el supuesto delito de revelación de secretos pudo haberse cometido por cualquier vía.
A la Guardia Civil no se la toca porque su honor impide que ningún miembro de la casta política parasitaria, directamente o por encargo, se atreva a hacerlo. Sería inútil esa osadía. Por eso es, posiblemente, la mejor institución que le queda a España. Porque sus integrantes demuestran una y otra vez que son la cara resolutiva ante cada desgracia; que saben como nadie cómo desplegar los mejores medios o rematar con eficacia las investigaciones más complejas; que saben dispensar cercanía, comprensión y tacto con las víctimas; que en los peores escenarios es posible recuperar o iluminar la esperanza en el ser humano; que en momentos críticos es posible prevalecer sin fatiga cuando a otros más débiles les fallan las fuerzas.
No dudemos de que los agentes de la UCO van a seguir poniendo frente a sus ordenadores -sin reservas, sin tregua, sin complejos- todo su empeño, todo su talento y toda su energía por ayudar a que España sea un país más seguro, más libre, mejor. Y eso depende, también, de que haya Justicia para malhechores como García Ortiz, en el caso de que la Administración de Justicia, gracias a la Guardia Civil, acredite en su caso que García Ortiz lo es.