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La innovación corporativa a examen: desafíos y oportunidades

· Por Miquel Romero, director de Transformación e Innovación, Club Excelencia en Gestión

domingo 09 de febrero de 2025, 10:21h
La innovación corporativa a examen: desafíos y oportunidades
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En los últimos años, hemos sido testigos de una evolución vertiginosa en la forma en que las empresas abordan la innovación. Lo que antes era un proceso aislado, liderado por departamentos especializados, hoy se concibe como una dinámica integrada en la cultura organizacional. Sin embargo, esta percepción también encierra una trampa: asumir que la innovación es un hecho que puede llevarnos a perder la perspectiva sobre los retos y oportunidades que conlleva mantener un ritmo sostenido de transformación.

En nuestro trabajo diario, observamos y colaboramos con organizaciones de diferentes sectores, todas ellas comprometidas con la excelencia y la mejora continua. En este contexto, habitualmente surge una reflexión clave: ¿Cómo podemos seguir liderando la senda de la innovación en un mundo donde el cambio externo parece siempre ir un paso por delante?

Y es que la velocidad del cambio externo puede superar la capacidad de respuesta interna de muchas organizaciones. La tecnología, la globalización y las demandas sociales están configurando un entorno donde las reglas del juego cambian rápidamente. Además, existe una gran presión para adaptarse a nuevas normativas, expectativas de sostenibilidad, transformaciones digitales y cambios en los hábitos de consumo.

En este escenario, la innovación es imprescindible. Pero también revisar la cultura organizacional. No basta con implementar herramientas tecnológicas o metodologías ágiles; es necesario cultivar una mentalidad que fomente la creatividad, la colaboración y la tolerancia al error. La innovación debe ser un principio rector, no una práctica puntual.

En este sentido, las organizaciones que destacan son aquellas que han logrado integrar la innovación en todos los niveles de su estructura. Un ejemplo paradigmático es el de las empresas tecnológicas, donde el aprendizaje continuo y la adaptabilidad son pilares fundamentales. Sin embargo, incluso en estos casos, el reto de mantener la velocidad frente a los cambios externos sigue siendo una preocupación constante.

Otro punto clave es el equilibrio entre la innovación incremental y la transformadora. Mientras que la primera busca mejorar procesos y productos existentes, la segunda implica una reinvención radical. Ambas son necesarias, pero también presentan retos distintos.

La innovación incremental puede generar resultados más rápidos y tangibles, pero corre el riesgo de limitarse a mejoras superficiales. Por otro lado, la innovación transformadora requiere más tiempo, recursos y una visión a largo plazo, lo que puede generar resistencia interna y dudas sobre su viabilidad.

Desde el Club Excelencia en Gestión hemos observado que las organizaciones que consiguen avanzar en ambas direcciones son las que adoptan un enfoque estratégico equilibrado. Esto implica invertir en I+D y también en formación, colaboraciones externas y mecanismos para medir el impacto de la innovación.

Por otra parte, las alianzas pueden ser una herramienta ideal para superar este reto. Y es que, en un mundo tan complejo, ninguna organización puede innovar de forma aislada. Las alianzas estratégicas, los ecosistemas de colaboración y la cocreación con clientes y proveedores son herramientas poderosas para ampliar las capacidades de innovación.

La colaboración abierta permite acceder a nuevos conocimientos y recursos, y ayuda a las empresas a anticiparse a las tendencias del mercado. En este sentido, es esencial fomentar espacios de intercambio y aprendizaje mutuo, donde las mejores prácticas puedan compartirse y adaptarse a diferentes contextos.

Finalmente, las organizaciones deben tener en cuenta que en esa apuesta por la innovación también se van a encontrar con barreras internas: la permanente resistencia al cambio, la posible falta de alineación estratégica y la siempre presente escasez de recursos son algunos de los obstáculos más comunes. Y superarlos requiere un liderazgo comprometido, capaz de inspirar y movilizar a toda la organización hacia un objetivo común.

Sobre todo es crucial el papel de los responsables de la innovación en la organización, encargados de impulsar nuevas ideas pero también de gestionar el cambio y garantizar que esos procesos se traducen en resultados positivos.

En un entorno tan dinámico como el actual, la innovación no puede ser un concepto abstracto o un lujo reservado para unas pocas empresas. Es una necesidad estratégica que debe integrarse en el ADN de cualquier organización que aspire a mantenerse relevante.

Para lograrlo, es fundamental avanzar holísticamente hacia organizaciones ambidiestras, manejando el funcionamiento y la transformación al mismo tiempo, combinando permanentemente agilidad y resiliencia, fomentando una cultura de aprendizaje continuo y apostar por la colaboración abierta. Pero, sobre todo, debemos innovar con propósito, alineando nuestras acciones con los valores y las necesidades de la sociedad.

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