Las palabras de Gil Robles, que constan en el Diario de Sesiones del Congreso de 16 de junio de 1936, un mes antes del alzamiento, son muy precisas en su denuncia de una situación de violencia muy preocupante:
“Habéis ejercido el Poder con arbitrariedad, pero, además, con absoluta, con total ineficacia. Aunque os sea molesto, Sres. Diputados, no tengo más remedio que leer unos datos estadísticos. No voy a entrar en el detalle, no voy a descender a lo meramente episódico. No he recogido la totalidad del panorama de la subversión de España, porque, por completa que sea la información, es muy difícil que pueda recoger hasta los últimos brotes anárquicos que llegan a los más lejanos rincones del territorio nacional.
Desde el 16 de febrero hasta el 15 de junio, inclusive, un resumen numérico arroja los siguientes datos: Iglesias totalmente destruidas, 160. Asaltos de templos, incendios sofocados, destrozos, intentos de asalto, 251; Muertos, 269; Heridos de diferente gravedad, 1.287; Agresiones personales frustradas o cuyas consecuencias no constan, 215; Atracos consumados, 138; Tentativas de atraco, 23; Centros particulares y políticos destruidos, 69; Ídem asaltados, 312; Huelgas generales, 113; Huelgas parciales, 228; Periódicos totalmente destruidos, 10; Asaltos a periódicos, intentos de asalto y destrozos, 33; Bombas y petardos explotados, 146; Recogidas sin explotar, 78.
Diréis, Sres. Diputados, que esta estadística se refiere a un periodo de agitación y exacerbación de pasiones, a la cual, en su discurso primero en esta Cámara, se refería el Sr. Azaña cuando presidía el Gobierno. Podréis decir que posteriormente, al calmarse el fervor pasional, al actuar los resortes del Poder, al acabar los primeros momentos, ha venido un instante de tranquilidad para España.
Me va a permitir la Cámara que brevemente haga una estadística de cuál es el desconcierto de España desde que el Sr. Casares Quiroga ocupa la cabecera del banco azul. Desde el 13 de mayo al 15 de junio, inclusive: Iglesias totalmente destruidas, 36; Asaltos de iglesias, incendios sofocados, destrozos e intentos de asalto, 34; Muertos, 65; Heridos de diferente gravedad, 230; Atracos consumados, 24; Centros políticos, públicos y particulares, destruidos, 9; Asaltos, invasiones e incautaciones —las que se han podido recoger—, 46; Huelgas generales, 79; Huelgas parciales, 92; Clausuras ilegales, 7; Bombas halladas y explotadas, 47.
¿Será necesario, Sres. Diputados, que a la vista de esta estadística aterradora yo tenga que descender a detalles? ¿Será preciso que vaya recogiendo, uno por uno, detalles que, en algunos casos, si vuestra curiosidad tuviera necesidad de ser satisfecha, podrían ir a las páginas del Diario de Sesiones, mediante el permiso de la Presidencia?”
Asimismo, en su intervención ante la Diputación Permanente del Congreso de Diputados. el 15 de julio de 1936, Gil Robles además de denunciar el asesinato de Calvo Sotelo, líder del Bloque Nacional, ocurrido el 13 de julio de 1936, señaló que; “Desde el 16 de junio al 13 de julio, inclusive, se han cometido en España los siguientes actos de violencia, habiendo de tener en cuenta los señores que me escuchan que esta estadística no se refiere más que a hechos plenamente comprobados y no a rumores que, por desgracia, van teniendo en días sucesivos una completa confirmación: Incendios de iglesias, 10; atropellos y expulsiones de párrocos, 9; robos y confiscaciones, 11; derribos de cruces, 5; muertos, 61; heridos de diferente gravedad, 224; atracos consumados, 17; asaltos e invasiones de fincas, 32; incautaciones y robos, 16; Centros asaltados o incendiados, 10; huelgas generales, 129; bombas, 74; petardos, 58; botellas de líquidos inflamables lanzadas contra personas o casas, 7; incendios, no comprendidos los de las iglesias, 19.
Esto en veintisiete días. Al cabo de hallarse cuatro meses en vigor el estado de alarma, con toda clase de resortes el Gobierno en su mano para imponer la autoridad, ¿cuál ha sido la eficacia del estado de alarma? ¿No es esto la confesión más paladina y más clara de que el Gobierno ha fracasado total y absolutamente en la aplicación de los resortes extraordinarios, que no ha podido cumplir la palabra que dio solemnemente ante las Cortes de que el instrumento excepcional que la Constitución le da, y el Parlamento pone en sus manos, había de servir para acabar con el estado de anarquía y subversión en que vive España?”
Gil Robles había escapado por los pelos de ser asesinado el 13 de julio, cuando quienes asesinaron a Calvo Sotelo, pasaron esa misma noche por su domicilio de Madrid a buscarlo y no lo encontraron. Por ello, tras su discurso del 15 de julio en el Congreso, salió hacia Francia ese mismo día, lo que, posiblemente, evitó que fuera asesinado cuando se produjo el alzamiento del 18 de julio.
Todos estos datos ponen en evidencia que España en el primer semestre de 1936, vivía en un clima de desorden en el que la violencia campaba por sus respetos, sin que se tomaran las medidas necesarias para frenarla. ¿Se habría producido el Alzamiento sin ese clima de violencia? Todo es posible puesto que, en 1934, sin que existiera esa situación de violencia, UGT y el PSOE, con Largo Caballero e Indalecio Prieto a la cabeza, promovieron un sangriento golpe de estado. Pero el golpe de estado de Mola y Franco, a tenor de los datos expuestos, no se produjo en un contexto político pacífico ni mucho menos, sino ante una situación gravísima de desorden público al que el Gobierno no se enfrentaba.
Puede leer la primera y segunda entrega de éste trabajo de su autor en el siguiente enlace:
1:
https://www.elmundofinanciero.com/noticia/120393/sociedad/el-frente-popular-de-1936-versus-la-constitucion-de-1978.html
2:
https://www.elmundofinanciero.com/noticia/120415/analisis-y-opinion/el-frente-popular-de-1936-versus-la-constitucion-de-1978-y-2.html