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Satisfacción

· La satisfacción plena solo se alcanza, porque contrariamente a lo que se cree es una situación en la que mentalmente nos ubicamos y no una mera sensación con base en lo que se posee, cuando tras haberlo perseguido de forma pertinente y pertinaz hemos finalmente encontrado nuestro particular e intransferible sentido propio para trascender

domingo 16 de marzo de 2025, 10:31h
Satisfacción
Y únicamente por la seguridad que proporciona es la satisfacción así obtenida la que sin dudar te permite honestamente responder sin mentirte a la pregunta que por responsabilidad al llegar a la edad adulta a ti mismo te debes hacer ¿Cuánta de mi propia realidad soy capaz de soportar con gusto? Para, con la contestación que te des, analizar si estás alineado con el azar que para ti te tiene reservado el cosmos y, sea este el que sea, totalmente convencido te puedas decir, a mi si es este el que me ha tocado en suerte me va más que bien. Lo que está muy vinculado con la extraña estrecha relación que desde siempre ha habido, y ha sido aprovechada por un número menor de personas, entre los mimbres corrientes que son los más frecuentes y los escasos cestos excelentes.

Todo lo anterior, cuando como regla de voluntad se asume, nos lleva a practicar continuamente sin incomodidad y con escaso gasto de energía la atenta vigilancia del instante, conocida entre los adeptos como el confortable estado de alerta natural.

Mayormente quien así actúa sencilla e irónicamente lo hace para encontrar ese motivo que le llena de alegría y le permite no parar de reírse, pues no le importa lo más mínimo que le mientan siempre y cuando con anterioridad ya sea conocedor de toda la verdad, entendiéndose por esta última la inmediata posición que nos está reservado ocupar en el próximo segundo que con una alta probabilidad está a punto de llegar. A mayores porque si finalmente no tiene a bien presentarse, cuando preocupa la trascendencia, no todo da igual.

Paradójicamente, dado que no hemos cumplimentado por triplicado instancia válida para ello, sin la participación de nuestra voluntad nos han ubicado en un planeta llamado Tierra que para garantizar su continuidad no deja constantemente de variar su posición dentro de la Vía Láctea y a su vez esta galaxia espiral barrada en virtud del dextrógiro que le es propio tampoco permanece constante dentro del Universo. Lo que nos complica mucho dada nuestra infinitesimal importancia sostener, a mayores si la apoyamos en una ayuda ajena y externa, inamovible la satisfacción.

El número total de satisfacciones plenas vivas en cada momento tiene su límite en el número de personas que respiran simultáneamente en el globo terráqueo multiplicado por un cambiante índice corrector consecuencia de la existencia de los impenitentes, y muchas veces también impertinentes, idealistas que se fija entre 0 y 1, y sin que obviamente nunca pueda llegar a ser exactamente ninguno de ambos extremos.

Creo sinceramente que si bien al beneficio común, aunque no todos lo hagan, puede contribuir cualquiera con sus acciones, en cambio a la suerte común que es mucho más esquiva, solo ayuda quien hace de la trascendencia el pilar que soporta bien su particular realidad.

La suerte común se compone de la general satisfacción con la realidad y de la conciencia colectiva e individual del margen de acción para conseguirla cuándo falta, y así aquí no hay boleto premiado al ser una suerte de oportunidad comunal y por ello no se nutre del irregular recinto de integración del individual azar favorable de todos los integrantes de un grupo; y tal ventura se escapa por el sumidero de manera exponencial cuando el número de insatisfechos con su realidad, aunque trabajen para el bien común, se incrementa de forma lineal.

Recuerdan aquello de tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro, pues ahí tienen tres ejemplos de satisfacción vía la trascendencia. Y así con el primero se trasciende mediante la contribución a la continuidad de la especie, con el segundo se ayuda a la conservación de la naturaleza al dejar un elemento de una especie de larga vida y enraizado a la superficie terrestre, y con el tercero se ayuda un poco a engrandecer, aunque solo sea por la vía de hacer público lo que siempre habrá alguno que entenderá que nunca debería haberse escrito, la cultura que nos distingue y nos proporciona el lujo de conocer que somos los únicos seres con la espectacular posibilidad de trascender.

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