Aunque Europa es vista como un referente del desarrollo, la crisis económica ha agudizado la percepción negativa de la inmigración. Para muchos, representa una fuerza laboral más barata y una forma de derivar ciertos trabajos hacia personas menos exigentes, pero también es percibida como una competencia directa por empleos y recursos. Esta tensión ha permitido el crecimiento del apoyo a partidos políticos con posturas antiinmigración.
El clima de opinión pública siempre está influenciado por el contexto social y económico. Según una encuesta realizada por BVA XSIGT en mayo 2024, para la cadena francoalemana ARTE GEIE, en colaboración con medios de comunicación europeos sobre la percepción sobre si la inmigración se ha vuelto más negativa en los últimos años.
En el primer trimestre de este año, siete de cada diez ciudadanos europeos consideran que sus países acogen demasiados extranjeros. Además, el 85% de los encuestados apoya la implementación de medidas más estrictas contra la inmigración irregular, mientras que solo el 39% cree que Europa necesita el aporte de estos inmigrantes.
Los países con mayor oposición a la inmigración son Bulgaria (74%), República Checa (73%), Hungría y Chipre (68%). En contraste, Grecia, Italia y España, históricamente más receptivos, solo registran un 14% que considera la inmigración un problema principal.
Otro estudio, realizado en febrero por "Euronews", señala que el 51% de los europeos tiene una opinión negativa sobre la política migratoria de la UE, frente a un 16% con una percepción positiva. Sin embargo, reformar la política comunitaria en defensa (72%) y en inmigración (70%) cuenta con apoyo mayoritario.
La memoria del autor se remonta a su juventud y a la emigración española de los años 60 y 70. Se evoca la imagen de "maletas de madera amarradas con cuerdas" en trenes de largo recorrido, transportando a quienes buscaban una vida mejor. Para muchos españoles, emigrar significaba la posibilidad de "matar el hambre" en países como Suiza, donde la comunidad española llegó a representar una parte significativa de la mano de obra, contribuyendo a la limpieza y organización de sus ciudades.
En este contexto, cabe preguntarse: ¿Qué implicaciones tendrá el nuevo Pacto de Migración y Asilo si Europa decide endurecer sus fronteras ante los próximos flujos migratorios?
Algunas medidas ya se han planteado:
- Expulsiones de la UE, incluso si implican la entrega de personas a países donde no tienen arraigo.
- Creación de centros de deportación en terceros países fuera de la UE, financiados con un presupuesto de entre 3.000 y 4.000 millones de euros. Estos centros albergarían a migrantes irregulares cuyas solicitudes de asilo hayan sido rechazadas y que hayan recibido una orden de expulsión.
El debate sobre la inmigración sigue abierto y se espera que las decisiones tomadas en los próximos meses determinen el futuro de millones de personas que buscan, como tantos otros antes, una oportunidad de vida mejor.
En fin, vuelve a surgir, no el Cuerno de la Abundancia, pero sí quizás el de su incógnito destino…….