Ha pasado un año desde la aplicación del índice de precios del alquiler en Barcelona y otras zonas tensionadas de Cataluña, una medida que ha generado intensos debates en el sector inmobiliario y, un año después, sigue trayendo cola. Aunque los datos indican una tendencia positiva, los expertos indican que son insuficientes. Para Iñaki Unsain, Personal Shopper Inmobiliario de referencia en la ciudad y director general de ACV Gestión Inmobiliaria, los resultados han sido negativos: “El balance ha sido desastroso. La oferta de alquiler ha desaparecido en un 40% en el último año, ya que muchos propietarios han optado por vender sus viviendas o destinarlas al alquiler temporal”.
Según los últimos datos proporcionados por la Generalitat de Catalunya, entre los meses de julio y septiembre se experimentó una bajada de los precios del 0,9% interanual allí donde se aplica el tope a las rentas, con un precio medio de 877,92 euros. En cambio, en las zonas sin regular los precios suben un 6,1%, con 603,83 euros de media. Para el conjunto de Catalunya, se registra un descenso del 1,1% interanual, con 839,36 euros de media.
Sin embargo, los expertos ponen en duda la veracidad de estas cifras: “No sé de dónde sacan ese dato, y si fuera cierto, sería irrelevante porque la oferta ha caído drásticamente. La realidad es que los inversores han huido, la inversión en alquiler está paralizada y la situación es cada vez más complicada para quienes buscan una vivienda habitual”, apunta el director general de ACV Gestión Inmobiliaria.
Lejos de mejorar el acceso a la vivienda, la regulación ha generado efectos contrarios, según Unsain. “Las personas con menos recursos son las más perjudicadas porque hay menos viviendas disponibles y los precios han seguido subiendo. Desde hace cinco años, la oferta ha caído un 84% y los precios han aumentado un 30%”, señala.
Falta de desarrollo de nuevos proyectos
La aplicación de este control de precios no solo ha reducido drásticamente la oferta de vivienda habitual, sino que también ha afectado el desarrollo de nuevos proyectos. Unsain destaca que: “los promotores han dejado de invertir porque la injerencia estatal pone en peligro la rentabilidad del negocio”.
También la rehabilitación de edificios se ha visto afectada. Según el Col·legi Oficial d'Arquitectes de Catalunya (COAC), en 2024 se certificaron un 13,6% menos de proyectos de rehabilitación en comparación con el año anterior. Aunque no todas las reformas requieren ser registradas ante el organismo, el COAC percibe que la actividad en este ámbito sigue siendo reducida. “Nadie invierte en reformar viviendas si el precio está topado. Como consecuencia, el parque inmobiliario se va deteriorando y envejeciendo”, sentencia Unsain.