A lo largo de su carrera, ha logrado una notable serie de éxitos, que incluyen títulos de liga, copas nacionales e internacionales. Sin embargo, es su filosofía y principios tácticos lo que lo distingue de otros entrenadores.
Uno de los principios fundamentales de Guardiola es el control del balón. En sus equipos, la posesión no es un simple objetivo, sino una herramienta para dictar el ritmo del partido. Guardiola entiende que tener el balón es tener el control del juego, lo que le permite a sus equipos dominar los partidos desde el inicio.
Durante su etapa en el FC Barcelona, el equipo alcanzó un porcentaje de posesión promedio de más del 70% en muchos partidos. Este es un dato que subraya la importancia que Guardiola otorga a la circulación del balón. Este estilo de juego se materializa en una serie de pases cortos y rápidos, donde cada jugador tiene la obligación de mantener la posesión y crear opciones para sus compañeros. Por supuesto, tener buenos jugadores también es fundamental para lograr esto, y algunos jugadores que Guardiola tuvo en el Barcelona fueron:
- Xavi;
- Andrés Iniesta;
- Sergio Busquets;
- Lionel Messi;
- y Daniel Alves
La presión tras pérdida es otro de los elementos distintivos de Guardiola. Su filosofía se basa en recuperar el balón lo más rápido posible después de perderlo. Para ello, Guardiola implementa una presión alta y coordinada, en la que todos los jugadores, especialmente los más cercanos al balón, deben reaccionar rápidamente. En su etapa en el Bayern Múnich, su equipo alcanzó una tasa de recuperación del balón en los primeros 5 segundos tras perderlo que superaba el 60%. Este es un dato impresionante que muestra la eficacia de esta táctica. Este principio de presión alta busca desestabilizar al rival y evitar que puedan generar jugadas peligrosas desde el inicio.
Un técnico altamente versátil
Además de la posesión y la presión alta, Guardiola también se caracteriza por la versatilidad táctica y el uso de la flexibilidad en la formación de su equipo. Aunque su equipo generalmente juega con un 4-3-3, Guardiola no duda en ajustar la formación según las necesidades del partido. Siempre puedes apostar en los partidos de La Liga en directo con 1xBet, donde también existen otros destacados entrenadores.
A menudo, sus equipos cambian de sistema durante el transcurso del mismo, con el fin de adaptarse a las situaciones cambiantes del encuentro. Por ejemplo, en varias ocasiones ha optado por utilizar una línea de tres defensores y dos carrileros, especialmente cuando juega contra equipos que se agrupan de manera defensiva. Esta flexibilidad permite a Guardiola mantener a sus jugadores en movimiento y adaptarse a cualquier tipo de desafío táctico.
Otro aspecto importante de su táctica es la creación de superioridades numéricas. Guardiola hace un uso intensivo de los conceptos de triángulos y rombos para ofrecer siempre varias opciones de pase. De este modo, sus jugadores pueden mantener la posesión de manera más eficaz y superar a los rivales en situaciones de uno contra uno.
En cuanto a la construcción del juego desde atrás, Guardiola es un firme defensor de que la transición del balón desde la defensa al ataque debe ser fluida y precisa. Durante su tiempo en el Barcelona, su equipo alcanzaba una tasa de éxito de más del 80% en los pases largos. Esto permitía a los defensores generar jugadas ofensivas desde la parte más retrasada del campo.
Esta táctica no solo consiste en distribuir el balón hacia los mediocampistas, sino también en aprovechar los movimientos de los laterales y los delanteros para crear espacios y opciones de pase. La salida limpia desde la defensa se convierte así en una de las principales características del estilo de Guardiola.
La movilidad y la adaptación táctica de sus jugadores también se reflejan en la rotación de posiciones. Guardiola fomenta la polivalencia de sus jugadores, asegurándose de que todos puedan desempeñar varios roles dentro del sistema. En su primer año en el Manchester City, jugadores como David Silva y Kevin De Bruyne alternaban entre las posiciones de centrocampista y extremo. Esto les permitía aprovechar diferentes espacios en el campo y adaptarse a las exigencias del juego. Este dinamismo es fundamental para mantener el control del partido, ya que permite que el equipo esté constantemente en movimiento y sea impredecible para el adversario.