Una de las principales ventajas de comprar monedas de oro o plata es que nunca verás su precio reducido hasta cero, cosa que sí que puede ocurrir, por ejemplo, con los diferentes productos bursátiles. De esta manera, siempre será un valor tangible, fácilmente convertible en dinero para recuperar la inversión. Otro beneficio es que puede tratarse de una inversión completamente privada, sin que sea necesario que forme parte del sistema financiero de un país.
Es muy conveniente que tengas en cuenta que nuestra inversión en metales, independientemente que sea oro o plata, no forma parte del pasivo de ninguna persona o empresa. Es decir, no requiere desempeño alguno por parte de un emisor. Por desgracia, no puedes decir lo mismo cuando hablamos de las acciones, los bonos o cualquier derivado de estos.
No es casual que en los momentos de gran inestabilidad económica, muchos inversores se decidan a comprar piezas de oro u otros metales, ya que se trata de uno de los refugios más seguros en tiempos de crisis, ya sea de carácter económica o por otros motivos menos habituales como puede ser una guerra o algún tipo de desgracia natural. Las colecciones de objetos de colección valiosos, las joyas, el arte o las monedas y los sellos, son algunas de las mejores alternativas, como reconoce Pilar Vicente, del Gabinete de expertos tasadores de bienes de Colección
Tasaciones Filatélicas.
Si todas estas razones no han sido suficientes, sería bueno precisar que el oro tiene una densidad de valor alto. ¿Qué significa esto? Pues simplemente que una pequeña cantidad ya supone un notable poder adquisitivo. Este aspecto no ocurre con otras inversiones, como pueden ser el cobre o también el petróleo.
En último lugar, no podríamos olvidarnos de mencionar que cada onza de oro tiene el mismo valor, no sufriendo variación alguna por su peso o pureza. Estos aspectos son muy importantes en los diamantes, por ejemplo, donde su valor estará determinado por parámetros que se encuentran preestablecidos.