Este tipo de formación ofrecía una serie de conocimientos, que no se habían ofertado en la carrera, precisamente a través de la vivencia personal de los propios ponentes, que solían ser por lo habitual grandes ejecutivos de empresas y presidentes de diversos sectores de negocio. Por lo que es obvio decir que todas y cada una de las horas que contenía el master, eran del todo inconvalidables. Se debe señalar, también, que dichos estudios solían tener por lo habitual, una duración de dos años.
La oferta educativa del M.B.A. además vieron después que podían complementarla con masters específicos, como por tan sólo citar algunos ejemplos, los de Finanzas y Marketing. Sobre los años noventa, del siglo pasado, las universidades españolas comenzaron, también, a ofrecer este tipo de masters con una diversidad de duraciones. Y ya algunos años después, lo que hacen es desarrollar tal ingente cantidad de cursos, que los denominan máster y en todo tipo de campo del conocimiento.
Todavía resuenan las palabras y escritos, allá por los años 90, de bastantes, que decían sin ambages, que un master de 600 horas no se podía en modo alguno considerar un master y que por ello, simplemente, se trataba de un curso. Lo cierto es que en estos momentos, entre toda esta pléyade de másteres, de todo tipo y en cualquier área del conocimiento, que poseen como oferta educativa las universidades españolas, para no faltar a la verdad, se debe señalar que la mayoría rondan esas 600, horas incluídas en ellas, incluso, en muchos, la realización del trabajo que se debe realizar de fin de máster. Además, no se puede dejar de expresar que este tipo de enseñanza, ahora incluso puede ser convalidada parte de su programa, dado que en realidad ha quedado relegada como simplemente un título más, de la oferta académica de las universidades en España . Este hecho, sin duda alguna, ha desvirtuado, absolutamente, el objetivo final de un master, pervirtiendo, en realidad, la esencia de dicha enseñanza que no puede ser otra que alcanzar un conocimiento, que no se tiene; por generalmente, no haber sido transmitido en la carrera. Lo cual queda, palmariamente, demostrado, al ser en la actualidad, en España, un mero título universitario más, que es perseguido por demasiados cursantes por, simplemente, tener ese ansia, que hay muchas veces que es necesidad, de poseer un título, en esta titulitis que nos viene corroyendo en este país. Pues no se debe olvidar que antes de un título, se encuentra el Saber; y ese conocimiento, se puede obtener en muchos más lugares que, estríctamente, en una universidad. Y se debe decir que es precisamente por causa de lo anteriormente expuesto que, cada vez más, las empresas están prescindiendo de los títulos académicos, para sus procesos de selección de personal y se centran, fundamentalmente, en las habilidades y capacidades, reales, que poseen las personas para poder desempeñar su trabajo de manera eficaz. Pues como es bien sabido, la excelencia sólo se puede alcanzar cumpliendo con alto grado sus 4 determinantes que son la Capacidad Mental, la Formación, la Experiencia Vital y la Motivación. Por lo que una adecuada formación es obviamente, algo fundamental para todo tipo de trabajo.