Desde luego la coalición, que ha generado grandes expectativas, cubre un espacio político hasta ahora huérfano en España, en contradicción con la tendencia creciente que este tipo de líneas políticas vienen teniendo en otros países del entorno de la Unión Europea, desde Alemania hasta Italia pasando por Noruega. Incluso el Reino Unido se ha visto sujeto a las decisiones de un cuerpo de electores que, de manera natural, han presentado su rechazo a una Unión Europea a la que se ha criticado su excesiva dependencia de las decisiones que se marcan desde Berlín y, a la vez, un denodado carácter materialista y poco esencial de sus directrices políticas, aparentemente demasiado condicionadas por los devaneos del Euro o los incrementos de la deuda y otras cuestiones financieras. A los ojos de los ciudadanos europeos, un tipo de política bastante poco sensible a los problemas sociales que se han vivido en las familias europeas tras el crash del 2007. Críticas que se han hecho muy ostensibles en los países del entorno de Europa Central y Oriental, como Polonia, Hungría o República Checa, donde las fronteras, la familia o la tradición cristiana se han convertido ya en bandera política incuestionable. Y donde se manifiesta cada vez más el distanciamiento de las políticas marcadas por Berlín.
Es por ello que propuestas como las de la nueva coalición ADÑ pueden generar para muchos una cierta ilusión. Con la crisis han emergido en España partidos políticos de nuevo cuño que, a la hora de la verdad, parecen separarse poco de los designios de los “grandes”; tal es el caso de Podemos, cada vez más parecido al PSOE, o de Ciudadanos, cada vez más parecido al PP.
En ADÑ se definen como euroescépticos, patriotas que quieren “rescatar el ADN de España” y defender en Europa la integridad de la Patria, quieren cambiar las políticas económicas para recuperar el camino de la industrialización, impulsar la protección para los sectores pesquero y ganadero, apoyar la vida y la familia y construir una economía social basada en la expansión de las clases medias, entre otras muchas propuestas.
Pero concretan todas estas ambiciones en propuestas atractivas pero provocadoras, como son la salida de España del euro, poner fin a las políticas de recortes marcadas por la UE o el FMI, reivindicar la tradición cristiana como base de los valores y la cultura europea o controlar de forma efectiva las fronteras de España, posiciones muy parecidas a las que defienden otras opciones europeas de mucho crecimiento en el resto de la UE, como puedan ser el Fidesz-KPND húngaro del primer ministro Viktor Orbán, el partido polaco Ley y Justicia que ganó las elecciones de 2015 con un 37,6 por ciento de los sufragios, el Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP), el Frente Nacional de Francia fundado por Le Pen, el islamófobo y euroescéptico Partido de la Libertad (FPÖ) de Austria, Alternativa para Alemania (AfD), el holandés Partido de la Libertad del islamófobo y eurófobo Geert Wilders, Amanecer Dorado de Grecia, o el Partido del Progreso (FrP) de Noruega.
De ahora en adelante habrá que estar muy atento a ADÑ en las próximas encuestas.