Este libro es la historia de una transformación. El autor, Guy Spier, inició su carrera siendo un inversor obsesionado por el corto plazo y centrado única y exclusivamente en sí mismo y su bonus. Pero una serie de fracasos profesionales, fruto de la inercia de malas prácticas, de alguna lectura y de un seminario sobre transformación interior, le llevaron a dejar su trabajo como banquero de inversión para empezar a gestionar su propio fondo, "Aquamarine". Este cambio a la hora de enfocar dificultades, de salir de su zona de confort, de centrarse en sus fortalezas y de asumir sus debilidades, han hecho que, a lo largo de los años, su fondo se haya convertido en uno de los más importantes del mundo. Aquí explica qué ocurrió.
Mucha gente piensa que el secreto para tener éxito como inversor reside en los números, en el análisis contable de las compañías que ayude a construir un modelo financiero complejo, con el cual poder estimar a futuro cuánto valen las cosas. Como afirma Juan Huerta de Soto en el prólogo de este libro, esto no es totalmente cierto. La parte numérica es un elemento indispensable en el mundo de la inversión, pero no es más que eso, una herramienta que ayuda en la ardua tarea de encontrar negocios infravalorados para invertir en ellos con una visión a largo plazo. La calve del éxito reside en el temperamento. ¿Por qué? Pues porque el temperamento es lo que hace que respondas bien a preguntas como si serás capaz de invertir una parte importante de los ahorros durante una crisis financiera cuando el mercado bursátil se esté desplomando; si cuando el precio de una compañía en la que acabas de invertir cae el cincuenta por ciento, tendrás el carácter y la fortaleza suficiente para comprar más; o si cuando todos piensan que estás equivocado, si serás capaz de aguantar el tipo y mantenerte firme en tus principios.
En el caso de Guy Spier, leer y escuchar a los grandes de la inversión -que siempre consideró ridículo- formó parte de esa transformación, le hizo cambiar su forma de invertir, pero sobre todo su forma de vivir. En el transcurso de ese viaje, aprendió toda clase de lecciones: por qué los mentores y los modelos de conducta son claves para el éxito a largo plazo como inversor, cómo una educación de primera puede ponerte en el buen camino, por qué es fundamental conocerse a uno mismo y el objetivo final de la vida que, como le enseñó Warren Buffett, debe ser mantenerse fiel a uno mismo.
"La educación de un inversor en valor" son dos cosas: unas memorias extraordinariamente sinceras que introducen al lector en algunos de los rincones más oscuros de Wall Street, y también una guía práctica e inteligente sobre aquello que necesitas saber para convertirte en un inversor de éxito. El resumen son cinco ideas clave. Recomiendo comenzar por el capítulo 2, titulado "Los peligros de una educación de élite". En los capítulos 10 y 11 están explicados dos temas que merecen especial atención: las herramientas de inversión, en cuanto a la construcción de un proceso, y la lista de comprobación, que son las estrategias de supervivencia de un cirujano.
Guy Spier nació en Sudáfrica en 1966, estudió Política, Filosofía y Economía en Oxford y completó su formación con un MBA en la Harvard Business School. Antes de fundar Aquamarine Fund, trabajó como banquero de inversión en Nueva York y como consultor de gestión en Londres y París. Además de administrar su fondo, imparte charlas sobre inversión en foros académicos y ha colaborado con el Financial Times, The Economist, Bloomberg News y The Wall Street Journal; y en televisión en "Forbes on Fox".