La RSC: la Responsabilidad Social Corporativa
Esta responsabilidad, nunca mejor dicho, se acepta de manera voluntaria. Las empresas, mediante sus diferentes estrategias, deciden asumir una serie de procedimientos (normalmente centrados en el medio ambiente o lo laboral/social) para la mejora general en los DDHH o para que su actividad sea lo menos agresiva posible allá donde se desarrolle, especialmente esto último para empresas de tipo energético, de recursos, relacionadas con la alimentación y/o cultivo y, en general, mejoras vinculadas directamente a la naturaleza de un modo u otro.
Obviamente, esta responsabilidad social corporativa es para las personas jurídicas, es decir, no recae la responsabilidad en ningún miembro concreto ni específico de la compañía (excepto que se demuestre otro tipo de responsabilidades legales), sino que recae en la misma empresa en su conjunto.
Se hacen con toda la intención de mejorar y ayudar a la sociedad, por supuesto, pero también como planteamiento para mejorar la imagen que de la empresa se tiene, haciendo ganar confianza y simpatía a sus clientes y desmarcándose por tanto de la competencia que decide no utilizar estas prácticas. Es un hecho diferencial.
Pero además, otras ventajas plenamente prácticas, como el reducir los costes del proceso de producción o abrirse a nuevos mercados, gracias a que se consiguen los certificados obligados como el ISO 14001, y otra serie de ventajas menos abstractas y de mayor interés para los accionistas. Podemos decir, sin temor a errar, que es un beneficio mutuo, tanto para la sociedad como para la compañía.
Consiguiendo ventajas: programas Compliance
Los programas Compliance llevan a las empresas a cumplir esas normas, tanto las auto impuestas como las de obligado cumplimiento. Son estos programas Compliance valorados como muy importantes por parte de las empresas, pues son capaces de general múltiples ventajas, no solo como imagen de marca y valores ya dichos, sino porque así llegan a más mercados y les sirven para evolucionar en el aspecto de Responsabilidad Social Corporativa que de otra manera no se avanzaría por falta de una línea a seguir o por seguir equivocados planteamientos.
Por tanto, los sistemas de gestión de Compliance son trascendentales, puesto que hoy se exige a las compañías un compromiso ético, y las diferentes leyes y normas están encaminadas hacia ese camino. Conseguir ese apoyo por parte de una consultoría que ayude a implementarlo, ganando tiempo y con la seguridad de conseguir los objetivos que se propone la empresa, es la mejor opción y la más acertada. La implementación de sistemas anti soborno, de los aspectos penales u otros (normativas ISO, etc.), así como revisar el cumplimiento de las distintas directrices de la empresa, son ejecutados y llevados por parte de conocedores de dicho proceso. Importante, puesto que así se puede evitar a tiempo el desvío de nuestro camino, de nuestro plan diseñado y trazado, volviendo a la senda o rehaciendo el proceso.
Y es que hay que detallar que los altos costes muchas veces para cumplir con todo esto ya descrito hace que se no se tome de manera rigurosa o se descuide; un gran error, puesto que el coste por no cumplir es mucho peor. Multas, duras sanciones legislativas y, lo que es peor, pérdida de reputación, algo que aleja a los clientes y que, manejado convenientemente por la competencia o desvelado a la prensa, pueden suponer un hundimiento difícil de recuperar. En este caso podemos decir que a las empresas les vale, como a todo el mundo, el famoso refrán “más vale prevenir que lamentar”. Una asesoría no solo rebaja el gasto inicial, sino que además evita el gasto futuro.
Hay tantos detalles, normas, legislaciones y diferentes pasos a tener en cuenta, que encontrar ese apoyo que nos ayude es algo lógico. Los programas Compliance en las empresas son actualmente la mejor solución.
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